La actividad sexual activa el circuito del placer en el cerebro igual que lo hacen las drogas, por lo tanto trabajar con el modelo de saciedad sexual en los roedores también sirve para entender algunos de los cambios que va sufriendo el cerebro por el consumo de las drogas, sostuvo Gabriela Rodríguez Manzo, jefa del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav Sede Sur.
La saciedad sexual es un fenómeno de inhibición de la conducta sexual que aparece en ratas después de la eyaculación repetida. Este fenómeno no se presenta en los seres humanos, porque no existe la necesidad biológica de aparearse repetidamente, en un período breve, con varias hembras para preservar la especie.
Con el estudio del fenómeno de saciedad sexual se pueden aplicar fármacos para tratar de eliminar la inhibición. Los investigadores toman roedores que copulan ininterrumpidamente por un período de dos horas y media; en ese tiempo pueden tener entre siete y 12 eyaculaciones sucesivas, después experimentan un periodo de inhibición sexual de al menos 72 horas.
"Eso nos da información acerca de qué se altera en el cerebro que impide la expresión de la conducta sexual en un animal que demostró ser capaz de presentarla durante 2 horas y media", señaló Gabriela Rodríguez Manzo.
-reas del placer
Rodríguez Manzo explicó que la conducta sexual estimula un área cerebral específica que tiene que ver con el centro del placer y que está involucrada en la regulación de conductas relacionadas con la satisfacción de ciertas necesidades como ingerir agua o alimento.
Estas acciones resultan placenteras porque constituyen un mecanismo de la naturaleza para asegurar su repetición, pues son esenciales para la supervivencia; en los roedores la actividad sexual responde a una conducta evolutiva e instintiva de reproducción, dijo la experta.
A diferencia de los roedores, en el ser humano el fenómeno de la saciedad sexual no existe, porque la parte instintiva de la interacción sexual interviene poco; en cambio, se presenta otro fenómeno denominado satisfacción sexual, que se logra cuando se alcanza un orgasmo, aquí la satisfacción es el objetivo importante y no la reproducción; la actividad sexual se realiza por motivos placenteros.
Pero el modelo de saciedad sexual en ratas también permite estudiar las disfunciones sexuales humanas generadas por alteraciones en el funcionamiento cerebral, que interfieren con la expresión de la conducta sexual y que no están relacionadas con una incapacidad para ejecutar la conducta sexual, como sucede con los problemas de disfunción eréctil o disfunción eyaculatoria.
"Hay poca información acerca de los fenómenos que ocurren a nivel cerebral que pueden interferir con la expresión de la conducta sexual, porque no teníamos modelos en los que pudiéramos deslindar este tipo de alteraciones relacionadas con los reflejos sexuales de erección y eyaculación que son también causantes de disfunción sexual", explicó Rodríguez Manzo.
Sin embargo, con frecuencia, la satisfacción sexual humana no se logra, pero esto se debe a diferentes causas: pueden ser de orden fisiológico, porque no haya un funcionamiento adecuado de los reflejos sexuales de erección y de eyaculación, o también pueden interviene problemas de orden sicológico que no le permiten al individuo alcanzar el clímax, lo que puede generar frustración y una serie de problemas síquicos o físicos.
En humanos casi toda la información sobre las disfunciones sexuales femeninas se basa en lo que las pacientes refieren, porque no hay muchos indicadores para evaluar la conducta sexual femenina y los modelos que hay en animales sufren un poco de lo mismo.