Los sociólogos enseñan que, cuando se trata de conquistar a un pueblo, es necesario derrumbar sus pilares de cultura. Se refieren al idioma, los usos, costumbres y sus creencias religiosas.
Al analizar a nuestro país, fácilmente podemos identificar el daño que nos han hecho a través de una mala idea de "globalización". No se trata de negarnos a la apertura y regresar al México enclaustrado, cerrado a la influencia extranjera, pero tampoco aceptar el daño en nuestros pilares culturales.
Eso está sucediendo y los mejores ejemplos son muchos jóvenes sometidos a la influencia anglosajona.
Dicen que los mexicanos aceptamos las ofensas con sonrisas maliciosas y respuestas ingeniosas: "las mentadas se toman de quien vienen"; sin embargo, hay puntos innegociables, entre ellos la defensa de la madre, en algunos las hermanas y en general, la veneración de la Virgen de Guadalupe, próxima a festejarse.
De hecho, con sus peregrinaciones, iniciamos un largo período de festejos conocidos como de "Lupe-Reyes", que terminan hasta el siete de enero.
La fe de los muchos traspasa las fronteras mexicanas, incluye a Latinoamérica y a varios países europeos, sin quedar fuera otros lejanos; todos dentro del catolicismo.
Los no creyentes de la aparición de María, aseguran que todo fue un cuento armado por Fray Alonso de Montúfar, segundo arzobispo de México, quien ordenó al indio Valeriano escribiera la historia en un códice conocido como Nikan Mopohua y que otro, llamado Marcos, la pintara por aquel tiempo en un ayate, para convencer a la indiada de sumarse al cristianismo y facilitar el proceso de evangelización.
El doctor Miguel León Portilla y el sacerdote Ángel María Garibay, ambos historiadores de prestigio, describen el manuscrito Nican Mopohua como "una muestra extraordinaria de la literatura Náhuatl", que fuera escrito hacia 1560.
Don Joaquín García de Icabalceta, también historiador, insistió en desprestigiar el escrito, asegurando era obra intelectual de aquel segundo arzobispo de México, quien urdió la historia y ordenó la pintura de la imagen que ahora veneramos.
Consideremos que la ciencia es descendiente natural de la filosofía, basando sus argumentaciones en la razón por medio del "método científico", defendiendo el concepto de verdad; en contraparte, la fe, va más allá de lo comprensible y se apega a lo que se cree y acepta como verdad. Aunque parecieran posturas irreconciliables, parece ser que con el avance de la propia ciencia, empiezan a ver puntos de convergencia interesantes.
De cualquier manera, la identidad nacional está soportada en íconos: nuestra Bandera Nacional, tiene de compañera histórica a la imagen de Guadalupe y al bello relato de amor que narra el Nican Mopohua. Su agresión, también conlleva la pérdida del sentido nacionalista de mexicanos.
Existe un video interesante, grabado hace tiempo en el Distrito Federal, que habla de las maravillas tecnológicas que caracteriza al ayate, del que no han podido descifrar la técnica utilizada, que a decir del autor: "pareciera estar flotando a micras encima de la tela"; o la exploración con oftalmoscopio, de un afamado médico oculista de la capital, Doctor Enrique Grague, que en mil novecientos ochenta y uno, revisara la pintura, particularmente las córneas de la Virgen, afirmando: "… yo he revisado cientos de pinturas y he visto cómo el artista ha tratado de darle vida a los ojos de su personaje con una 'comita' blanca siguiendo las curvaturas de la córnea; pero lo curioso de esos reflejos en los ojos de la Virgen, es que se presentan en la cara anterior de la córnea y en la cara anterior y posterior del cristalino, siguiendo con tanta precisión las leyes ópticas…"; o las imágenes observadas, que se reflejan en las pupilas de la Virgen que en mil novecientos cincuenta y uno pudieron fotografiarlas por primera vez.
El Dr. Eduardo Turati, prestigiado oculista de la capital, también observó las córneas de la pintura y dijo: "Al interponer cristales de diferentes poderes en el oftalmoscopio, se apreciaba una sensación de profundidad en la imagen y de curvatura de la superficie de la córnea, tal como en la vida real. Hecho que no sucede en otras pinturas que posteriormente he estudiado, movido por la curiosidad que tal detalle despertó en mí".
Sobre la pintura en el ayate, quedan muchas declaraciones de maravillas que en él se observan.
Si tiene usted interés, le recomiendo los videos y lecturas existentes.
Respeto su postura, sea creyente o no de la Guadalupana; lo que no podemos negar es que representa una parte importante de nuestra historia o mitología, si usted así lo quiere, junto al idioma y nuestros usos y costumbres.
Sin negarnos a abrirnos al mundo del siglo XXI, del que podemos tomar lo mejor, también es necesario preservar lo nuestro, lo que nos identifica como etnia y debemos defender. Nos enriquece en términos de mexicanismo. ¿Qué piensa?
ydarwich@ual.mx