Incendio. En las imágenes se observa la precariedad de las instalaciones en las cárceles hondureñas, en donde son los mismos reos quienes apagan el fuego.
Al menos 13 presos murieron en un motín e incendio registrados dentro de una cárcel de la ciudad hondureña de San Pedro Sula, en un incidente en el que los propios internos apagaron las llamas y racalca la precariedad de los centros penitenciarios de ese país.
Durante el hecho, los prisioneros armados se atrincheraron e impidieron el acceso de los bomberos y a la Policía para combatir el fuego, pero accedieron a la intervención mediadora de monseñor Rómulo Emiliani, obispo de San Pedro Sula, para poner fin al motín.
Tras reunirse con los reclusos atrincherados, el religioso informó a los periodistas que ya "todo está en calma; se dio un diálogo profundo y han aceptado volver a la normalidad; ha vuelto la paz al presidio".
José Ramírez, director general de la Policía, dijo que "13 cadáveres han sido trasladados a la morgue y se les realizaría la autopsia".
Durante varias horas, los agentes de Policía que se encontraban a las puertas del penal especularon con diversas cifras de fallecidos, ya que cabía la posibilidad de que hubiese más muertos en el interior del recinto.
El comisario de la Policía Yair Mesa informó inicialmente que dentro del presidio "hay 13 muertos asfixiados y quemados" que ya habían sido recogidos por la Policía, aunque también habló de otras cinco posibles víctimas que posteriormente no fueron confirmadas. Se estaba en un conteo de los internos, dijo Emiliani.
Mesa dijo que "el origen del incendio ha sido... un motín de los internos en la propia panadería" que funciona dentro del reclusorio.
Explicó que como algunos "cuerpos están quemados no podemos determinar aún la causa de la muerte".
Según Mesa, "han sido los propios internos los que han sacado los cuerpos al patio del penal", a donde los amotinados les permitió a uniformados llegar sólo para retirarlos.
El jefe de bomberos de la localidad, José Danilo Flores, dijo que sus hombres no fueron autorizados por "reos armados a entrar en el presidio para luchar contra el fuego".
El incidente se registró en un centro penitenciario de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país a unos 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
Monseñor Emiliani dijo que en ese penal "hay 2,400 internos en un lugar hecho para (albergar a) 800", y llamó a que se construya una nueva cárcel."En el penal no hay agua", agregó. Los presos "han gastado la poca que había para apagar el fuego".
"Esto estaba al borde de un caos total; ha sido un milagro de Dios", agregó.
"Hace tiempo que todo el mundo sabe que a las autoridades no les interesan las cárceles, (es) una bomba de tiempo que seguirá estallando", advirtió Emiliani.
Ramírez destacó que la gestión de Emiliani "ha sido fundamental" para resolver la situación al lograr establecer comunicación con los amotinados", que no eran "miembros de las pandillas sino presos comunes", agregó.
La alarma cundió en la población y entre los parientes de los prisioneros que de inmediato recordaron la tragedia ocurrida el 14 de febrero en el cárcel de Comayagua, donde un incendio mató a 361 reos que estaban encerrados en varios sectores de ese recinto.
Ap