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Movilidad y parquímetros

GENARO LOZANO

 L Levo diez años viviendo en Polanco y tengo una relación de amor-odio con mi colonia. De esos diez, cinco he sido "población flotante" y los otros cinco los he vivido aquí de tiempo completo, por lo que creo haberme vuelto más sensible a observar el deterioro y/o las mejoras de una de las zonas más privilegiadas de la Ciudad de México, pero también de una de las más conflictivas.

En este tiempo he visto cómo hay momentos en los que el pavimento de las calles parece zona de desastre, las lámparas de los camellones están fundidas, las banquetas destruidas, el agua de las fuentes de color verde, los antros más ruidosos, los edificios más altos y el tráfico cada vez peor. También he vivido momentos en los que veo a la delegación reparando camellones, cortando césped, cambiando luminarias y a las grúas con cero tolerancia a coches estacionados en las banquetas. Creo que estos períodos de respuesta se dan "mágicamente" cada tres años que se acercan las elecciones.

Ser colono de Polanco, con sus 30 mil habitantes, es un privilegio. Después de todo, esta zona está en la gloria si la comparamos con la calidad de los servicios públicos de la mayoría de las colonias de la Ciudad de México. Polanco, de apenas 3.9 kilómetros cuadrados, según datos de la misma delegación Miguel Hidalgo, no representa ni el diez por ciento de los más de 372 mil habitantes de esta delegación y apenas un raquítico .34% del total de habitantes del Distrito Federal.

Sin embargo, Polanco es una de las zonas más conflictivas de la ciudad en cuanto a movilidad urbana. Quienes vivimos ahí sabemos que Homero, Horacio, Masaryk, Arquímedes, Campos Elíseos, Mariano Escobedo y Ejército Nacional se vuelven un estacionamiento en horas pico. Quienes vivimos ahí sabemos que los franeleros y algunos porteros controlan la calle y "te permiten" estacionarte afuera de tu edificio. Quienes hemos platicado con los operadores de los valets del Starbuck's de Galileo -en el que a veces te encuentras a Elba Esther Gordillo y entonces el café te sabe más amargo- sabemos que los policías pasan una vez a la semana a cobrar una "mordida".

A un mes de que empezaran a colocarse los parquímetros en algunas calles de Polanco empezó una transformación. Ahora, entre semana hay menos autos estacionados. Los franeleros han sido sustituidos por los parquímetros y todo parece estar más ordenado. Las esquinas curvas de Polanquito en las que antes había una decena de coches amontonados ya no existen y hoy hasta las jardineras se ven y todo ello gracias a los polémicos parquímetros.

De acuerdo con una iniciativa, presentada el año pasado por la diputada Lía Limón en la Asamblea Legislativa del DF, se contemplaba instalar unos 560 parquímetros en 209 manzanas de Polanco y Anzures. Hoy, según varios reportes de prensa, serán instalados unos 607 parquímetros para regular más de 9 mil lugares para autos en la vía pública en Polanco, en tres etapas, según el sitio www.ecoparq.com.mx (que opera los parquímetros).

Si bien por lo menos desde 2004 se buscaba la instalación de parquímetros en la zona, no fue sino hasta este 2012 que comenzó su instalación y si bien no entiendo por qué se tardaron tanto, como tampoco entiendo por qué no han llegado las ecobicis, lo cierto es que los parquímetros son una buena noticia para quienes vivimos aquí por varias razones, como la de que un 30% del total del dinero recaudado será usado para mejoras en la zona, aunque el 70% para la operadora me parece un exceso.

Imagino la molestia de esas más de 65 mil personas que viajan en auto privado diariamente a Polanco para estudiar o trabajar. Imagino que pagar 8 pesos por hora por el mismo espacio que antes "tenían reservado" por un franelero de confianza, al que le pagaban 20 o 30 pesos por estacionarse más de 5 horas al día, ha de ser sumamente engorroso. Sin embargo, creo que lo que hoy parece ser una pesadilla para muchos, en el mediano plazo será una ganancia para todos.

Detrás de los parquímetros está la intención de regular el espacio público para limitar el uso de autos privados y en una ciudad que parece colapsarse en horas pico hay que celebrarlo. Por supuesto que los parquímetros por sí solos de poco servirán si no se completa el círculo: dotar a Polanco de un transporte público confiable y renovado y cumplir con todo lo que falta del plan de movilidad propuesto para la zona.

Para quienes trabajan en la zona y se desplazan de otros lado les tocará demandar que sus oficinas cumplan con los reglamentos de cajones de estacionamiento, buscar formas de compartir el auto con sus colegas de trabajo (como aventones.com) y revisar la experiencia de cómo se logró llegar a un nuevo equilibro con los parquímetros en la Juárez y en todas las entidades del país donde ya hay programas de parquímetros, por ejemplo. Lo cierto es que la movilidad de ciudades y zonas conflictivas se ha mejorado con transporte público, con alternativas al auto privado, con bicicletas y ciclovías y sí, con parquímetros.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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