Las marchas de protesta que en diversas partes del país, han protagonizado estudiantes en contra del sesgo informativo que afecta a las campañas presidenciales en favor del candidato del Partido Revolucionario Institucional, son el preludio de una movilización electoral de la sociedad, de cara al próximo primero de julio.
En un mundo al revés en el que la percepción supera a la verdad, importantes factores reales de poder arropan a Enrique Peña Nieto, a despecho de las evidentes limitaciones funcionales de dicho candidato. Las televisoras, los sindicatos que mantienen en la mediocridad al sistema de salud a la educación pública y al sector energético, así como los grandes monopolios que impiden el desarrollo de México, han hecho de Peña Nieto el candidato de importantes sectores de la oligarquía nacional, que asociados a la maquinaria electoral del PRI, amenazan nuestra frágil democracia.
El riesgo no se limita a la restauración del viejo Régimen de Partido de Estado en el que la sociedad era rehén del poder público y el dueño de Televisa era un soldado del PRI. Se trata ahora de la creación de un nuevo modelo en el que Estado y Sociedad son rehenes de los grupos oligárquicos y se pretende que el Presidente de la República sea soldado de Televisa.
La manipulación en los medios ha generado una confrontación con la sociedad, en el sector universitario adormecido temporalmente por el clima de libertad que ofrece una transición democrática que los jóvenes han visto y disfrutado en estado de naturaleza, como parte normal de su entorno, pero ahora por primera vez en esta generación, advierten que es una conquista que está en peligro de perderse, y por ello se aprestan a mantenerlo y a consolidarlo por medio de una lucha cívica al grito: ¡Apaga la televisión, enciende tu mente!
Lo ocurrido en la Universidad Iberoamericana tiene como antecedente el rechazo del Tecnológico de Monterrey a las condiciones que pretendió imponer el PRI en la fallida visita de su candidato, al querer presentarlo con apuntador electrónico, limitar los cuestionamientos y hasta ocupar el cincuenta por ciento de los asientos del auditorio.
Tras la percepción triunfalista que ofrecen las televisoras en favor del candidato del PRI, la clase media advierte la debilidad radical de dicho candidato, que se sostiene en virtud de una triple alianza perversa entre oligarquía, burocracia y el voto cautivo por las necesidades básicas insatisfechas, de un sector del electorado que vende su voto por una despensa.
La crítica inicia en las redes sociales y estalla en las calles, como resultado de un ejercicio que a nivel mundial, revela que siendo importante la difusión de las ideas en el campo cibernético, es indispensable bajar a tierra para convertir la protesta virtual en movilización y la movilización en votos.
La experiencia de Pedro Ferríz de Con, que se duele de haber reunido en el ciberespacio cuatro millones de firmas para reducir el número de diputados, sin haber obtenido resultados concretos en la realidad legislativa, pone de manifiesto que el trabajo en las redes sociales es importante, pero insuficiente y a ello obedece la reacción de los universitarios.
La movilización cuyo comentario nos ocupa, no se limita a las instituciones educativas privadas. Importantes contingentes de estudiantes de universidades públicas en diversas partes del territorio nacional, rompen el cerco burocrático que ahoga en la mediocridad a las universidades del estado y también salen a la calle.
La influencia de los jóvenes universitarios no se limita al momento fugaz en el que transcurren las manifestaciones, sino que se prolonga en el coloquio cotidiano que de los centros de estudio permea al cuerpo social en su conjunto, fortaleciendo la palanca esencial de la democracia. El voto libre y razonado.
No sabemos hasta dónde llegue el próximo primero de julio el aliento libertario cuyo comentario nos ocupa, pero su triunfo o fracaso, marcará el futuro de nuestra Patria.
