Calcinados. Una gran tragedia vive el pueblo hondureño al incendiarse el penal de Comayagua, en donde hasta el momento se reportan 358 reos que perecieron carbonizados o asfixiados debido a que no se atendió en tiempo el siniestro por temor a una posible fuga.
Los gritos de auxilio, dolor o pavor y una columna de humo que emanaba del módulo seis alertaron al resto de prisioneros de la tragedía que se propagaba rápidamente por el penal de Comayagua, donde al menos 358 reos perecieron carbonizados o asfixiados en un incendio que no fue combatido a tiempo por el temor inicial a que se tratara de un intento de fuga.
"Nosotros rompimos el techo y salimos, pero vimos cómo morían en el módulo de enfrente. (Los presos) querían salir, pero estaba cerrado. Todos murieron, esto fue algo horrible, es una pesadilla", relató Eladio Chicas, un reo que cumple una condena de 39 años de prisión, de los cuales ya purgó 15. El sobreviviente se encontraba en el módulo cuatro, de los 12 que integran la penitenciería.
Las llamas comenzaron en el módulo seis, donde las autoridades dijeron que un reclusó incendió intencionalmente su colchón, aunque no se tiene claro con qué intenciones.
Primero la guardia del reclusorio pensó que se trataba de un intento de fuga y por eso impidió durante alrededor de media hora que los bomberos ingresaran a combatir las llamas, que continuaron abrasando las literas, ropa y sábanas, pero también segando las vidas de muchos que estaban atrapados dentro de sus celdas, cerradas con candados.
"Llegamos diez minutos después de que comenzó el incendio en la cárcel, pero no entramos de inmediato porque los guardias lo impidieron", declaró el jefe de bomberos de Comayagua, Leonel Silva.
Según el director de los centros penales Danilo Orellana, "los guardias creyeron en un principio que se trataba de una fuga masiva de reos, por eso cumplieron la ley y no permitieron el ingreso de nadie a la cárcel para evitar muertes innecesarias".
Sin embargo, ese protocolo de seguridad condujo a la muerte a muchos de los detenidos.
Chicas comentó que "estaba dormido cuando escuchamos gritos y vimos que salía humo del módulo seis. Se estaba quemando y allí los vimos morir a todos. Creo que se salvaron dos".
"No sé qué pasó. No sé si alguien le prendió fuego o fue un accidente (porque) yo no estaba en ese módulo. Solo vi las llamas y cuando salimos estaban siendo quemados, junto a los barrotes quedaron pegados" algunos de los prisioneros, contó Chicas, de 40 años, cuando estaba siendo trasladado para que rindiera declaración de lo ocurrido ante un juez.
Los prisioneros "murieron calcinados o asfixiados por los gases provocados por las llamas en el interior de sus celdas, que estaban aseguradas con candados", dijo Josué García, vocero de los bomberos de Comayagua, ciudad a unos 140 kilómetros al norte de Tegucigalpa donde a las 22:50 del martes se registró el incendio.
El juez de la Corte Suprema encargado de recabar información del siniestro, Ricardo Ordóñez, declaró que al final de la tarde había 358 muertos confirmados.
Cientos de familiares de los reos merodeaban por hospitales y la granja penal indagando sobre la suerte que habría tenido algún encarcelado.
La mayoría de los confinados en esa granja de rehabilitación, el 57% no había sido condenado en juicio y muchos fueron detenidos únicamente por tener un tatuaje, lo que para los autoridades era suficiente para considerarlos sospechosos de pertencer a las violentas pandillas juveniles que operan en esa y otras naciones centroamericanas, según un informe que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Honduras entregó a inicios de mes a un organismo de Naciones Unidas.
Investigan incendio
La Policía de Honduras investiga a un hombre que pudo haber provocado el incendio en la Granja Penal de Comayagua, en el centro del país, donde murieron quemados más de 300 reos, informó una fuente oficial.
El portavoz de la Secretaría de Seguridad, Héctor Iván Mejía, dijo a los periodistas que se tiene información de una persona sospechosa, que no fue identificada porque podría peligrar su vida.
El escueto informe de Mejía coincide con otro del director nacional de Servicios Especiales Preventivos, Danilo Orellana, quien indicó que el presunto autor material del incendio pudo ser un recluso que le prendió fuego a su colchón, aunque no preciso más detalles al respecto hasta concluir las investigaciones.