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Mueve a Mercedes su gran 'espíritu de servicio'

Reconocen su trabajo. Mercedes del Consuelo Fraustro Puentes  es  una enfermera que se ha ganado a pulso ser considerada entre sus pacientes como un 'ángel blanco' del Hospital General de Torreón.

Reconocen su trabajo. Mercedes del Consuelo Fraustro Puentes es una enfermera que se ha ganado a pulso ser considerada entre sus pacientes como un 'ángel blanco' del Hospital General de Torreón.

CRISTAL BARRIENTOS

Mercedes del Consuelo Fraustro Puentes es una enfermera que siempre da un trato cálido a sus pacientes. Con 31 años de servicio en el Hospital General de Torreón, se distingue por su amabilidad y eficiencia.

Estudió Enfermería porque su hermana tuvo meningitis cuando tenía un año de edad. Aún recuerda que su madre la llevó a la Clínica 16 del IMSS, y las enfermeras que la atendieron le dieron un trato denigrante y una mala atención, de eso hace 44 años.

En ese entonces, la familia de Mercedes enfrentaba una situación económica muy difícil y, al ver llorar a su madre por el diagnóstico que le dieron a su hermana y el hecho de que la hayan dejado destrozada por los malos tratos, decidió estudiar enfermería.

Regañaron a su madre porque le decían que había atendido mal a mi hermana, pero ya había acudido por lo menos cuatro veces a Urgencias y nunca le hicieron caso.

"Cuando me contó cómo la habían tratado, le dije 'sabes qué mamá, yo quiero ser enfermera para enseñarles cómo se debe tratar a la gente', y de ahí me nació, entró en mí una necesidad de servicio y afortunadamente cuando estaba en secundaria me aplicaron un examen de vocación profesional y salí con el perfil de humanidades, que incluía enfermería, psicología, trabajo social, y maestra'.

Mercedes decidió estudiar enfermería acordándose de la mala experiencia que había tenido su madre. Por fortuna su hermana vive a pesar del diagnóstico del médico, aunque con algunas secuelas de su enfermedad.

 EL SUEÑO DE AYUDAR ALM PRÓJIMO

"Le dieron una buena atención a nivel hospitalario, porque en la actualidad como en aquellos años hay muchos servicios saturados. Ahora que estoy del otro lado me doy cuenta que la urgencia del paciente no es necesariamente de vida o muerte, pero luego saturan los servicios y se deja de atender a personas que sí están en peligro".

En su adolescencia le gustaba ayudar a su tía que era enfermera porque su esposo tenía una clínica en Francisco I. Madero, y como pasaba sus fines de semana su sueño de convertirse en enfermera "se hizo más fuerte".

Las necesidades económicas eran muy difíciles en la familia de Mercedes porque su padre trabajaba como estibador y su madre era ama de casa, quienes debían mantener a ocho hermanos.

"Yo batallé para estudiar porque en aquel entonces sólo había dos escuelas de Enfermería, una era del Sanatorio Español, pero era muy cara y la de la Cruz Roja donde también se pagaba, pero en menor cantidad".

Mercedes presentó el examen de admisión en la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja y a pesar de que lo aprobó, no pudo estudiar porque su padre no tenía para pagarle la inscripción.

"Entré a trabajar a una mercería durante un año, creo que estaba por cumplir 15 años, y todo ese tiempo yo ahorré el dinero de mi sueldo para pagar la inscripción y todo lo que necesitaba para entrar a la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja, además estudié yo misma para poder volver a pasar el examen".

 LOS SACRIFICIOS Con muchos sacrificios estudió enfermería y a los seis meses, cuando le dieron su primera cofia, entró a trabajar como suplente al Hospital Universitario de Torreón.

"Estudiaba de día y trabajaba de noche, y creo que todos esos desvelos valieron la pena porque cuando las cosas te gustan hasta los sacrificios disfrutas, y más aún cuando ves que tu trabajo beneficia a otras personas si les das una buena atención".

Atender a una paciente no es sólo darle una pastilla o ponerle un suero, también es escucharlos, darles consuelo y esperanza, incluso hasta hacerles un cariño, "a veces una demostración de afecto los ayuda más que cualquier medicamento".

En el Hospital Universitario generalmente trabajó en el área de traumatología donde la mayoría de los pacientes eran adultos mayores con fracturas de cadera, y debían permanecer meses internados para su recuperación.

Muchos de esos pacientes prácticamente estaban abandonados por sus familias, y Mercedes disfrutaba darles de comer y platicar con ellos.

"Nos decían siempre 'ay ya llegaron nuestros ángeles blancos, ya nada más con verlas nos curamos' y esas son las satisfacciones que nos deja nuestro trabajo".

Dentro de la carrera de Enfermería llevan materias como psicología y ética profesional, por eso Mercedes asegura que le resultó más fácil aprender a tratar bien a los pacientes y sus familiares.

"Dentro de nuestra formación nos enseñan a hacerlo, aunque no es una técnica ni un método, más bien las enfermeras tenemos espíritu de servicio. En mi casa siempre me enseñaron a ayudar a las personas, por eso creo que me gusta más mi trabajo".

 HACER BIEN EL TRABAJO En el Hospital General de Torreón tiene trabajando más de 30 años, y asegura que cada vez que un paciente le da las gracias siente que está haciendo bien su labor.

"Habemos de todo tipo de enfermeras, pero también es así en todas las profesiones. En mi caso trato de dar mi mejor esfuerzo en mi trabajo".

Además siempre es muy cuidadosa al momento de realizar su trabajo, y hasta ahora no ha cometido ningún error. "Gracias a Dios no me ha pasado, nosotras debemos estar atentas a las indicaciones del doctor para evitar una equivocación que afecte la salud del paciente o que lo lleve a la muerte".

Para estar concentrada en su trabajo, Mercedes siempre deja sus problemas afuera del hospital. Cuando llega a su trabajo sólo piensa en cuidar al máximo la salud de sus pacientes.

Por ejemplo en una cirugía siempre trata de estar al pendiente de sus pacientes y también de sus familiares para darles aliento. "Gracias Dios, de los 19 años que duré trabajando en el quirófano, sólo una vez me tocó presenciar la muerte de una persona que tenía muy pocas posibilidades de salvarse, y desgraciadamente no sobrevivió".

A las nuevas generaciones de enfermería, les recomienda no olvidar el sentido humano de esta profesión, pues considera que con el paso de los años, los jóvenes optan por este trabajo sólo por obtener un salario.

"Actualmente son pocas las personas que se dedican a estudiar enfermería y que tengan un don de servicio, ahora lo hacen por cuestiones laborales porque creen que van a ganar mucho dinero con esta profesión, pero no es así".

Portar el uniforme de enfermera es un orgullo para Mercedes, y asegura que mientras siga trabajando en un hospital su prioridad siempre será darle al paciente una atención cálida y eficiente.

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Escrito en: Enfermeras

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