Sin trabajo, sin familia, sin dinero, con una vida destrozada por un hombre con el que ha conocido “el terror”, con el cuerpo machacado fruto de las palizas que recibió, decidió vender alguno de sus órganos vitales para poder sobrevivir.
Mari Carmen M. está desesperada. Tiene 44 años, una hija de 22 y lleva los últimos 18 años de su vida sufriendo maltrato físico y psicológico de su ex pareja. Un importante abogado valenciano de quien se separó hace un año y que ahora quiere quitarle la casa en la que vive.
Sin trabajo, sin familia, sin dinero, con una vida destrozada por un hombre con el que ha conocido “el terror”, con el cuerpo machacado fruto de las palizas que recibió, decidió vender alguno de sus órganos vitales para poder sobrevivir. Por eso puso un anuncio en Internet (que ya fue eliminado) en el que ofrece su hígado, uno de sus dos pulmones, y uno de sus dos riñones.
Necesita dinero para poder rentarse un departamento al que irse a vivir con su hija cuando la demanda de desahucio sea efectiva. Por eso está dispuesta a todo. Sabiendo incluso que lo que se propone hacer: vender órganos, en España está penado con 12 años de cárcel según el Código Penal.
“Soy un cadáver en vida”, asegura en entrevista. “No tengo nada más que mi cuerpo, por eso me he visto obligada a venderlo”, añade. “Lo hago como una llamada de socorro porque ya no sé qué más hacer para poder mantener a mi hija de 22 años que está estudiando en la universidad”, explica.
Mari Carmen relata que vive con un subsidio de 426 euros que recibe del Programa de Renta Activa de Reinserción y de una pensión de orfandad que recibe su hija cuyo padre biológico murió hace unos años.
Pero es consciente de que cuando llegue el juez y les corra del departamento en el que viven no podrá rentarse otro.
Por eso pide un lugar para vivir y un trabajo que no encuentra, porque tiene 8 vértebras desplazadas y el coxis roto. “Estuve 18 años de mi vida recibiendo palizas de un loco y un psicópata que incluso estuvo a punto de matarme varias veces”. “No tengo nada ni a nadie, sólo a mi hija y una amenaza de desahucio. Por eso pongo mis órganos a la venta porque es lo único que me queda, es lo único que tengo para que mi hija vuelva a tener un hogar”, dice.
Sabe que lo que quiere hacer está prohibido en España pero explica que es su último recurso.