Realidad. Un programa que se inauguró con bombo y platillo ha dejado de ser atractivo.
Mujeres taxistas están siendo objeto de violencia institucional por parte de la Dirección General de Transportes del Estado y de la propia coordinadora del programa de taxis rosas al ser excluidas de varios programas, denunció la dirigente de la Asociación Sí hay mujeres en Durango, Julieta Hernández Camargo.
"Por otra parte, también les toca sufrir violencia por parte de sus mismos compañeros. Algunos, no todos, las califican por trabajar como taxistas, como lesbianas o prostitutas", lamentó.
Destacó que esta es una visión muy cerrada por parte de los taxistas por lo que hizo un llamado a los líderes sindicales para que les den talleres de perspectiva de género.
Refirió que las 17 mujeres que quedan en el programa, de un total de 30 que iniciaron, están trabajando en desventaja pese a que hacen un gran esfuerzo por mantener a sus familias.
"La mayoría son jefas de hogar, mujeres que mantienen solas su casa y que están haciendo lo posible por sacar una familia adelante", indicó. Ante ello, reiteró que son mujeres que necesitan apoyo, no sólo de la sociedad en general, sino de sus compañeros.
Y es que, aunque aclaró que no son todos, sí hay algunos varones que tienen actitudes negativas. "Un llamado a quien corresponda para que estos taxistas dejen integrarse de manera igualitaria a las mujeres a este trabajo que no es exclusivo de hombres", citó.
Ignorancia
Aunque no son todos, algunos taxistas varones califican a sus compañeras como lesbianas o prostitutas por manejar un taxi.
A la baja
De las 30 mujeres que había inicialmente en el programa de Taxi Rosa, solamente quedan 17, ya que las condiciones no son óptimas.
José antonio Rodríguez / El Siglo de Durango
