El viejo filósofo ha aprendido que la vida es una sucesión interminable de lecciones para vivir, disfrutar y cultivarse, en donde no permito jamás, que alguien llegue a mis lecturas sin dejarle ir más poderoso, lleno del optimismo que da la energía positiva y muy feliz.
Busco que quien me hace el favor de leerme, tenga un enfoque de amor a la vida, porque éste es fundamental; si diariamente tienes la sensibilidad de enfocarte en lo que más quieres, en las cosas buenas, en la felicidad, en la salud, en la armonía, viviendo con ideas de fortaleza, de éxito, prosperidad, amor y bendiciones… éstas llegarán a ti como por arte de magia.
Los abuelos de Güémez, dicen que "en la vida no hay magia… hay magos" quisiera que vinieran a conocerlos, son una lección abierta de vida, están llenos de esa magnanimidad que los lleva a vivir en paz consigo mismo, armonizados con un universo de amor, son plenos y compasivos.
Ellos me dicen que hay que trabajar en el camino más hermoso: el camino hacia el interior, ahí brota el despertar del alma, porque entre más cerca está la religiosidad de la práctica diaria de la espiritualidad, del ayuno, la humildad, la oración, del perdón, del servir, de bendecir y ofrendar, más enriqueces tus sentidos y te vinculas a lo divino que hay en ti, más armoniosa es tu vida y mejor amistad interior tienes contigo y con el Señor.
Dice un sabio pensamiento que "hay dos días espectaculares: el día que naces, y el día en el que descubres el poder de tu grandeza", y ésta la descubres cuando fluyendo con la vida, eres capaz sacar la energía divina que hay en ti y hacer cosas buenas, al primer intento, con mucha pasión y suficiente amor.
Nuestros viejos dicen que es importante que te rodees de seres alegres y positivos, además, que lo más legítimo que tenemos es nuestra capacidad de crear un mundo mejor, partiendo del principio de ser nuestros mejores amigos, donde a "los tres deseos primarios del ser humano -salud, dinero y amor-", hay que agregar: felicidad y alegría.
Las abuelas, recipiendarias de nuestra rica tradición oral, están llenas de infinita bondad y una impecable sapiencia que las lleva a cuadrar las piezas de la vida, comparten todo, se abren a perdonar, cada mañana son agradecidas con el Padre, saben que el camino de la vida está en la oración que les da una infinita paz y la fortaleza suficiente para no rendirse jamás.
Para nuestros viejos, el milagro de un nuevo amanecer siempre es una buena nueva, en la aventura del lenguaje tienen la capacidad para expresar lo complejo en palabras sencillas, de manera coloquial, con expresiones directas, claras, sencillas, a veces de manera ruda, como mezclilla de trabajo, pero con una sapiencia que traspasa los entretelones del tiempo.
En estos tiempos en los que la tragedia de la violencia y del dolor, desgarra nuestra fragilidad humana y hay escasos motivos para celebrar, la genialidad del humor del mexicano es una buena nueva.
Por eso, el viejo campesino de allá mesmo dedica su vida y fortalezas a luchar por reivindicar el poder terapéutico del humor; su fuerza es el poder del compromiso con la alegría, con el humor, con la felicidad. El humor del filósofo es ingenuo, como nuestros niños; de buena fe, como nuestros abuelos; con sentido común, porque conjuga los sentidos de la vida; irreverente porque rompe con viejos paradigmas y formas; y revolucionario, porque te conduce a un status emocional superior. En ese humor norteño que el viejo filósofo posee afirma que:
"Hay políticos que son el palíndroma perfecto…
Son pendejos de atrás pa'lante y de adelante pa'trás."
Hay políticos que son como un refrigerador en la sala…
¡Nadie sabe qué 'ingaos' hacen ahí!
Filosofo2006@prodigy.net.mx
Facebook:Filosofoguemez
Twitter: @filosofoguemez