El primer ministro italiano Mario Monti encabezaba esta noche una reunión con representantes sindicales y empresariales en busca de un acuerdo sobre la reforma laboral, considerada decisiva dentro del paquete de ajuste del gobierno.
Según fuentes cercanas a la negociación, el nudo de la cuestión lo representa la reforma al artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que protege contra los despidos injustificados o ilegítimos.
El ejecutivo de Monti, en aparente acuerdo con los empresarios, pretende facilitar los despidos por motivos económicos o disciplinarios, a cambio de una indemnización de entre 15 y 27 mensualidades del salario del trabajador.
La reforma prevé mantener el derecho a la reintegración en el puesto cuando el trabajador es despedido por razones discriminatorias.
“Espero que esta reunión pueda ser conclusiva o casi”, declaró Monti al abrir por la tarde el cónclave en el Palacio Chigi, la sede del gobierno.
A la cita asistieron representantes de los principales sindicatos (Cgil, Cils y Uil), así como de la Confederación de Industriales, de la Asociación de Bancos, además de Monti (que es también titular de Economía) y sus ministros del Trabajo, Elsa Fornero; Desarrollo Económico, Corrado Passera, y el viceministro de Economía, Vittorio Grilli.
Según los medios, Fornero presentó a los sindicatos los nuevos tipos de contratos laborales previstos por la reforma, en particular los firmados a tiempo determinado, en los cuales se prevé el pago de un impuesto del 1.4 por ciento que iría al seguro social contra el desempleo.
La ministra explicó que la propuesta del gobierno es alcanzar un contrato de trabajo a tiempo indeterminado que sea el dominante por razones de productividad y de vínculos entre trabajadores y empresas.
Fornero dijo que “no se puede negociar indefinidamente” y que la intención del poder Ejecutivo es cerrar la discusión esta semana.
La Confederación General Italiana de Trabajadores (Cgil, la principal central gremial del país), así como la Unión Italiana de Trabajadores (Uil) se dijeron contrarios a los despidos por razones disciplinarias.
La Uil pidió precisar qué se entiende por comportamientos “indisciplinados” para evitar abusos de las empresas, en lo que fue respaldada por la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (Cisl).
Los sindicatos han acusado al gobierno de Monti de buscar únicamente facilitar los despidos.
Un editorial del diario La Repubblica dijo que el “objetivo indecible” es la disminución de los salarios, lo que haría que la reforma fuera inaceptable también para el segundo partido del país, el Democrático (PD), decisivo para evitar la caída de Monti.