En menos de un mes, dos empleados de Catastro fueron asesinados por negarse a dar información a la delincuencia organizada.
El viernes pasado, afuera de su casa, fue asesinado Simón Sohen Casis, quien era jefe de sistemas y bases de datos de la Dirección de Catastro Municipal.
Allegados del funcionario aseguraron que le habían pedido las bases de datos de las personas físicas como morales, con inmuebles en Acapulco para utilizar esta información en el "cobro de piso".
Este caso se suma al de Luz María Ortega Baltazar, empleada de la misma oficina de Catastro asesinada el 2 de octubre al salir de su trabajo.
