El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del 22 de julio de 2011 en Noruega, donde murieron 77 personas, negó ayer haber sufrido una depresión, como declararon en el juicio contra él varios de sus amigos, y aseguró que quiso proteger a éstos contándoles historias falsas a modo de tapadera.
"Cuando sufrí esa supuesta depresión, tenía una fortuna para vivir un año, lo que muestra que no estaba deprimido", explicó Breivik sobre la época en que se fue a vivir con su madre y se aisló de sus amistades, según la televisión pública noruega NRK.
El extremista de 33 años resaltó que se tomó un año sabático para centrarse en jugar por Internet y en acabar su manifiesto, algo que se puede comparar con "un viaje en barco o un viaje para jugar al golf", y que fue un "privilegio" que gozó sobremanera.