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Niño o niña

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Muchas parejas esperan con entusiasmo la llegada de su hijo, preparan todo, eligen un nombre. Pero llegado el nacimiento, hay quienes deben enfrentar un dilema ético al saber que su pequeño posee características de ambos sexos.

Lo usual para un matrimonio próximo a recibir un bebé es que todo salga bien. Sin embargo, las cosas no siempre resultan de acuerdo a lo esperado. Existen alteraciones en el desarrollo embrionario que pueden provocar una ambigüedad de genitales que haga severamente difícil identificar si el recién nacido es niño o niña.

Anteriormente se conocía a este trastorno con el nombre de hermafroditismo; en la actualidad se le clasifica médicamente como “desorden del desarrollo sexual ovotesticular”, si bien comúnmente se le llama intersexualidad.

Según el Doctor José Elías García, especialista en genética, la incidencia de este trastorno en los países sajones es de 0.1 por ciento. En México no se conoce con exactitud la frecuencia, pero se estima que es similar.

EL ORIGEN DEL DILEMA

La diferenciación sexual normal permite la perpetuación de las especies con capacidad de reproducción. Sin embargo, para que ésta sea exitosa, interviene un fino control genético donde participan los cromosomas sexuales, autosomas y la liberación de enzimas específicas. Cualquier alteración en estas estructuras o sustancias orgánicas provocará una inadecuada formación de los genitales internos y/o externos.

Así, cuando un recién nacido presenta ambigüedad de genitales debe atenderse como una urgencia médica, ya que lo primero a hacer es descartar una condición llamada hiperplasia suprarrenal congénita, que puede ir de la mano con la intersexualidad y pone en riesgo la vida del pequeño.

Una vez excluido lo anterior, el siguiente paso es definir qué se hará ante la intersexualidad; hay dos tendencias al respecto, de las cuales hablaremos a continuación. Cabe decir que mientras se llega a una determinación, la actitud del cuerpo médico al referirse al infante debe evitar denominaciones como “niño-niña” “hija-hijo”. Igualmente se pide a los padres que no realicen su registro hasta resolver la designación del sexo.

¿NOSOTROS ELEGIMOS?

Sin lugar a dudas escoger el sexo de un pequeño tendrá un peso definitivo en su existencia. Se trata de una elección que, aun efectuándose con muchos elementos de juicio, puede finalmente conducir a una equivocación que afectará la vida sentimental, emocional, sexual, de quien tal vez fue erróneamente definido. Existen dos corrientes opuestas para dar solución a esta disyuntiva.

1. Esperar a que el individuo decida

Cada vez hay más especialistas que apoyan la alternativa de esperar a que quien padezca el desorden del desarrollo sexual elija el sexo con el que desea conducirse y expresarse en esta vida. Aquí el apoyo psicológico, la asesoría sexual, el trabajo social y el apoyo de los padres, pretenden ofrecer las bases para que el niño tome la decisión más acorde a su manera de ser y de sentir.

Desde el punto de vista práctico hay algunas posibles complicaciones para esta elección, como la situación legal del menor al no contar con un documento oficial en el registro civil. Asimismo, el pequeño deberá enfrentar la incomprensión social ante este trastorno. No obstante son dificultades mínimas, si se toma en cuenta la recomendación de muchos especialistas: la designación del género de alguien que cuenta con caracteres de ambos sexos no le corresponde a nadie más que a esa persona.

Los padres deben prestar especial cuidado en no tomar una decisión bajo la presión de las circunstancias. La asesoría médica debe estar encaminada al beneficio de quién es el interesado final en este proceso. Hay una evidencia aplastante de personas que fueron asignadas a un género y cuando llegó el momento de expresarse sexualmente, su existencia se convirtió en un calvario. Se sabe de individuos que presentaban un clítoris agrandado y sufrieron su extirpación porque en su momento se consideró ‘lo mejor’ asignarles una anatomía ‘aceptable’, dejándolos con secuelas de mutilación que finalmente les llevaron a una vida insatisfactoria.

Hombres y mujeres tienen diferentes maneras de sentir, pensar y actuar. Elegir el sexo con el que alguien va a conducirse es asumir una enorme responsabilidad que al final puede causar más daño que beneficio. La opción entonces será “tomar en cuenta no sólo los aspectos genéticos sino todos los factores que puedan llegar a influir en la formación de la identidad de género” expresa el Doctor en Biología Molecular Rafael Argüello.

2. Basada en la evidencia física

Aunque la visión más respaldada y recomendable en la actualidad es la anterior, aún continúa vigente la que hasta hace poco era la única alternativa: inclinarse por lo que un equipo clínico integrado por especialistas, y con el consentimiento de los padres, consideren más funcional.

Así, el consenso se lleva a cabo con un grupo multidisciplinario que valora criterios clínicos, anatómicos, fisiológicos y psicosociales para cada caso. Esos equipos pueden estar conformados por pediatras, ginecólogos, endocrinólogos, urólogos, cirujanos, genetistas, enfermeras, psiquiatras o psicólogos y trabajadoras sociales.

Para este propósito se consideran diferentes aspectos: las posibilidades de una reconstrucción quirúrgica, la función sexual a largo plazo, la capacidad reproductiva y las condicionantes y limitaciones para la adaptación psicológica, social y cultural del paciente y su familia.

El primer criterio médico para evaluar la asignación del género es el potencial que existe para la futura función sexual y reproductiva, tomando en consideración la causa original que produjo la ambigüedad de genitales y las anormalidades anatómicas para cada caso, así como las capacidades o limitaciones de la cirugía reconstructiva.

Un recién nacido con rasgos femeninos dominantes, aún cuando esté severamente virilizado, puede ser asignado como mujer, ya que es factible la cirugía plástica de los genitales externos. Mientras que el paciente con resistencia completa o severa a andrógenos, no viriliza suficientemente con tratamiento médico, por lo que se recomienda una asignación femenina.

En cualquier caso es fundamental el apoyo psicológico, primero a los padres que no comprenden la patología de su hijo y después a los pacientes, que con frecuencia deben someterse a varias intervenciones quirúrgicas.

Algunos psicólogos no consideran una violación a los derechos humanos realizar una operación temprana al menor en edad, bajo el consentimiento de padres y profesionales de la salud, si se toma en cuenta el desarrollo físico de los genitales al elegir cuál conservar, y se da al paciente el adecuado tratamiento hormonal, al igual que acompañamiento psicológico y la educación cultural correspondientes. De cubrirse lo anterior, tendrían que reducirse las complicaciones de identidad para la persona. Para ello, también es elemental que los padres reciban ayuda psicológica en todo momento, a fin de que eviten enviar a su hijo mensajes ‘dobles’ o ‘encontrados’, que aporten confusión a su identidad.

Y ENTONCES ¿QUÉ HACER?

Cada caso es único y merece todo el cuidado y respeto posibles. Todo procedimiento puede causar daño y es importante asumir de manera analítica el costo del riesgo-beneficio de cualquier abordaje terapéutico. Los padres deben entender que la disposición que tomen influirá de manera permanente la vida de su hijo; por eso, en opinión de algunos expertos la mejor decisión posible es esperar a que el hijo pueda elegir por sí mismo.

Quien se encuentre en este predicamento médico, psicológico, sexual y social (léase los padres de familia y el mismo niño) no debe enfrentarlo solo. El sistema médico ofrece alternativas que pretenden darle una mejor calidad de vida. Si el menor quiere o necesita esperar para asumir su elección sin presiones, entonces hay que esperarlo. A sus padres les corresponde mantener una actitud respetuosa y una escucha activa ante sus inquietudes.

El individuo que vive con ambigüedad genital necesita tiempo, asesoría profesional y sobre todo apoyo familiar, para tomar una decisión plenamente personal.

Nadie debe quedar en un limbo sexual, todos requerimos vivir a plenitud como individuos y como parte de una sociedad que debe respetar el derecho a elegir libremente.

www.sexologosilvestrefaya.com

Fuentes: Doctor José Elías García Ortiz, especialista en genética de la División de Genética CIBO-IMSS en Guadalajara; Psicóloga Nallely Chavarría; Doctor en Biología Molecular Rafael Argüello, Director del Instituto de Ciencia y Medicina Genómica; Genitales ambiguos, Hayes Dorado, Juan Pablo, Quevedo, Germán (Hospital Universitario Japonés. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Octubre, 2004)

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