Si el niño es atendido multidisciplinariamente y a su condición de prematuro no se agregaron otros factores es posible que alcance un desarrollo similar a un infante nacido en término, aunque le tomará mayor tiempo. INGIMAGE
Hasta un 80 por ciento de niños nacidos en prematurez extrema, es decir, antes de las 28 semanas de gestación y con bajo peso, sufre daño neurológico que redundará en retraso en su desarrollo integral en mayor o menor grado.
El pediatra neonatólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Juan Carlos Barrera de León, indicó que cuanto más cercano a la etapa conocida como término haya nacido el niño, menos posibilidades de sufrir alteraciones en su neurodesarrollo.
Dijo que el neurodesarrollo del ser humano nunca termina, por lo que es importante brindar tratamiento oportuno para que el infante pueda realizar funciones básicas como caminar, articular sonidos y más adelante lenguaje, y coordinar movimientos, entre otras actividades.
“Aún y cuando se brinde intervención en la etapa neonatal, algunos niños podrían sufrir secuelas en la edad escolar tales como dificultad y retraso en el aprendizaje y en el conocimiento”, explicó.
No obstante, señaló que si el niño es atendido multidisciplinariamente y a su condición de prematuro no se agregaron otros factores como infecciones del sistema nervioso central como la meningitis o algún tipo de hemorragia interna, es posible que alcance un desarrollo similar a un infante nacido en término aunque le tomará mayor tiempo.
En el abordaje del niño prematuro, indicó, debe otorgarse al paciente estimulación temprana, rehabilitación física, atención y vigilancia neurológica en la que se requiere realizar estudios y diagnósticos, así como control por parte del pediatra y revisión oftalmológica constante.
El seguimiento una vez que el niño sale del área de terapia intensiva es programar revisión médica mensual, aunado a que en el hogar los padres o cuidadores deberán dar continuidad a sus terapias.
Destacó que el papel de la familia es fundamental para la recuperación neurológica de un niño prematuro.
Es necesario que el infante viva en un ambiente familiar propicio en donde tanto los padres como sus allegados lo estimulen hablándole constantemente y jueguen con él, para que el niño reconozca objetos, palabras, personas y vaya logrando poco a poco una asociación de ideas.
Por ser su primer enlace a la vida, el contacto con la madre debe ser estrecho y constante para lograr una mayor estimulación.
En el niño prematuro es importante vigilar el tono muscular, es decir, que éste no se torne flácido, que tenga una postura corporal y reflejos adecuados y que no presente movimientos involuntarios o anormales que puedan sugerir crisis convulsivas a consecuencia de un daño neuronal.
Cuando el retraso en el neurodesarrollo del prematuro es leve o moderado, la terapia multidisciplinaria puede tomar alrededor de dos años, en otros casos este periodo puede prolongarse incluso a la etapa pediátrica.
