Estas frases son del conocimiento popular y en esa sabiduría colectiva, se intenta describir un poco el inmenso e incompresible dolor que significa la marcha de un vástago.
Esto es preciso señalarlo cuando se intenta criticar la reacción política arrebatada de un padre ante la pena fatal sufrida. En este caso el progenitor obviamente es el profesor Humberto Moreira Valdés, quien está sufriendo la pérdida de José Eduardo, su primogénito.
A raíz del asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez en Ciudad Acuña, Coahuila, según las fuentes oficiales perpetrado por integrantes del grupo criminal Los Zetas, en venganza por el homicidio de un sobrino de Miguel Ángel Treviño Morales, de nombre Alejandro Treviño Chávez, en manos de la Policía de Coahuila, el exgobernador y expresidente nacional del PRI, Humberto Moreira, trágicamente ha vuelto a la escena pública.
Su aparición forzada en los medios de comunicación luego del autoostracismo a que él mismo se remitió una vez que renunció a la presidencia nacional de su partido, el PRI, fue propiciada por las dolorosas e irremediables exequias de su hijo, que cobardemente le había sido arrebatado.
En medio del dolor, Humberto Moreira pudo esgrimir algunas declaraciones, en las que decía que ciertamente José Eduardo era una víctima inocente más en esta guerra contra el narco. Con toda la razón, el profesor decía que unos cobardes y cerdos habían victimado a su hijo con todas las agravantes de traición, ventaja y premeditación.
Para hacer más repulsivo el asunto, con el transcurrir de las investigaciones, a los días se supo que integrantes de la Policía municipal de Acuña habían participado activamente en el crimen de José Eduardo, al haberse prestado para armar una treta con el ánimo de embaucar al hoy finado a una trampa que lo llevaría a la muerte.
El paso de las horas no es bálsamo suficiente para calmar el dolor de un padre, que obnubilado por lo acontecido y sabedor del peso específico que él representa en la vida pública de Coahuila y del país, acudió a algunos medios para seguir en su protesta por el no esclarecimiento del crimen de su hijo.
En sus declaraciones, el profesor Moreira primero se quejó que las detenciones solamente se trataban hasta entonces de actores secundarios en el acto donde su hijo fue privado de la vida. Ciertamente hasta el día de ayer jueves en la mañana, sólo agentes de la Policía de Acuña, incluido el subdirector operativo, estaban ya en manos de la autoridad. Pero de los autores materiales e intelectuales no se sabía nada.
Por fortuna, el día de ayer, la Secretaría de la Defensa Nacional dio a conocer que luego de un enfrentamiento a balazos en Monclova, Coahuila, detuvo a Carlos Arnulfo Flores Flores, presunto autor intelectual del consonado homicidio.
Fuera de la connotación totalmente penal del caso, el exgobernador Moreira es sus entrevistas con algunos medios de comunicación, extendió sus declaraciones con acusaciones veladas, primero de la ineptitud de la procuración de justicia de Coahuila, donde hoy gobierna su hermano Rubén, a quien él sentó en la silla de gobernador.
Pero luego, fue más allá, y acusó que existe un contubernio entre cierta clase de empresarios, capaces de venderle carbón mineral a la Comisión Federal de Electricidad y el cual es extraído de minas de ese material situadas en la región carbonífera de Coahuila, donde está enclavado el municipio de Progreso, sitio donde encontró la muerte el líder de Los Zetas, Humberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca.
Ya entrado en gastos Humberto Moreira ha anunciado de paso que también dará información de en qué se gastó la monumental deuda que hoy tiene sumido al estado de Coahuila al borde de la insolvencia y además que dará más datos de quiénes son los empresarios mineros que han interactuado con criminales para amasar grandes fortunas.
El asesinato de José Eduardo Moreira es deleznable por todos lados. El dolor que le infligieron a su familia, no tiene perdón de Dios. Pero de ahí a que ahora su padre Humberto Moreira justifique los grandes pecados de su administración, entre ellos el consentimiento pasivo, al menos del arraigamiento de grupos violentos, y las sociedades oscuras en la explotación de la hulla para venta a la CFE, y quiera colar además lo injustificable de la deuda, es otra cosa.
El Siglo de Torreón buscó al profesor Moreira en julio pasado para que le brindara una entrevista, que versaría por supuesto en el tema de la deuda y otros casos: no la concedió.
Hoy si bien es cierto que ha acudido a otros medios para hablar primeramente de lo sucedido con su hijo y se ha extendido a otros asuntos, esto no es suficiente para eximirlo de su responsabilidad para con los ciudadanos coahuilenses a quienes gobernó y dejó endeudados e indefensos ante la criminalidad.
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