No fumar ¿redituable?
Sabemos que fumar es un acto que no sólo concierne a quien enciende el cigarrillo sino a prácticamente todo su entorno. Hace tiempo se vienen tomando medidas para combatir el impacto negativo del tabaquismo pero ¿han producido algún beneficio real?
El tabaquismo es todo un fenómeno social, económico, político y de salud que afecta las vidas de millones de personas en el mundo. Fue en 2003 cuando se aprobaron las primeras medidas a nivel global para intentar contrarrestar los daños y efectos nocivos del cigarro, acción que vio la luz en el interior de la Asamblea Mundial de la Salud, bajo el nombre de Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT).
El documento fue producido directamente en la Organización Mundial de la Salud y firmado por un gran número de países, entre ellos México, pionero en el continente americano. Dentro de las principales medidas contempladas en ese convenio se detalla que servirá como base para poner en práctica todas las acciones de promoción de la salud, orientación en materia de rehabilitación para los fumadores, prevención y detección oportuna de las enfermedades asociadas con el consumo del tabaco.
Cada una de las naciones que reconoce el convenio puede adecuarlo según su legislación; es decir, el CMCT se compone básicamente de recomendaciones y cada gobierno decide en qué grado aplicarlas.
Así, nuestro país comenzó a asimilar esas pautas a su propia manera y desde 2004 se trabajó en la creación de un cuerpo legal para controlar el tabaquismo y el tabaco dentro del territorio nacional. Este proceso tardó varios años debido a diagnósticos, estudios masivos y otras acciones llevadas a cabo con el fin de definir las necesidades de la población. Parte de ese análisis se integró con la Encuesta global de tabaquismo en adultos (realizada desde 2008 a la par con países como Brasil, China, Egipto, India, Rusia y Tailandia).
Eventualmente se lograron avances concretos en el marco legal para comenzar a controlar todo lo relacionado al tabaco, desde los consumidores pasivos hasta las grandes corporaciones y sus mercadeos. Fue así que el 30 de junio de 2009 entró en vigor la Ley para el Control del Tabaco de México (LGCT). Esta legislación contempló algunas medidas determinantes como la divulgación sobre el tabaco, el establecimiento de áreas libres de humo, la promoción y publicidad de cigarros, la no venta a menores de edad y hasta el empaquetado de las cajetillas. También en 2009 las cámaras de Diputados y Senadores aprobaron la nueva normativa sobre las cuotas del tabaco, misma que corresponde a un incremento del precio final aproximado de dos pesos por cajetilla, sin ajustes por la inflación. De acuerdo con esta ley, el impuesto específico tendrá un aumento escalonado de 0.80, 1.20, 1.60 y 2.00 pesos por cajetilla de cigarrillos durante los años 2010, 2011, 2012 y 2013, respectivamente.
Todos estos hechos han tenido un impacto. La Encuesta nacional de adicciones reportó una reducción significativa de consumo de tabaco. De 2002 a 2008 se logró bajar la prevalencia nacional de tabaquismo en población adulta de un 26.4 a 18.5 por ciento.
DF VS. EL RESTO DEL PAÍS
El 26 de febrero de 2008 la Ciudad de México aprobó la Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores del Distrito Federal, la cual básicamente prohíbe fumar en todos los lugares públicos y de trabajo cerrados, incluyendo bares y restaurantes. Se maneja entonces como una legislación que promueve los ambientes 100 por ciento libres de humo de tabaco, acorde con las recomendaciones del CMCT. Además, otorga a las autoridades facultades para sancionar a quien fume o permita fumar en escuelas, hospitales, centros recreativos privados y establecimientos civiles de toda clase. Esta medida y su puntual aplicación en el Distrito Federal ha ganado notoriedad. Hoy es muy raro saber de sitios que infrinjan esa ley.
Cabe señalar que ninguna de las medidas del CMCT es obligatoria para las naciones, estados o ciudades. Es por esa razón que parte del país se encuentra casi al margen de algunos acuerdos específicos del convenio, aunque de manera obligatoria deberían atenerse a las medidas de la Ley General de México, la cual sí establece la prohibición de fumar en lugares públicos de todo tipo, y la creación de espacios libres de humo.
Así, en teoría cualquier negocio que desee tener un área para fumadores debe garantizar que el humo no entrará en el resto del lugar. En la práctica se ve que esto no se lleva a cabo en gran número de restaurantes y bares del interior de la república. La razón: las autoridades no tienen la capacidad para monitorear de manera continua a la totalidad de los comercios, y estos no impiden fumar a sus clientes porque no desean perderlos. Quienes se quejan con los propietarios son minoría y lo usual es que el reclamo no genere más que una disculpa. Más aún, el común de los quejosos termina por resignarse y continúa acudiendo a los mismos sitios.
¿UN FUTURO SIN HUMO?
A la LGCT se le debe el cambio de imagen que desde hace años vemos en las cajetillas de cigarros, ilustradas con desagradables fotografías de ratas y órganos dañados por el tabaquismo.
En sitios como Australia se han tomado medidas más fuertes en cuanto a la regulatoria de los empaques, a tal punto que ni siquiera pueden ser mostradas marcas, leyendas o información alusiva al tabaco. Sin duda se trata de pasos mucho más complejos y evolucionados, en cuanto a las determinaciones de la venta y distribución de este producto.
En México, el futuro cuenta con otras orientaciones, principalmente las relacionadas con las políticas públicas. Se tiene proyectado realizar reformas a la LGCT que extiendan la restricción de las áreas libres de humo hasta las viviendas y vehículos particulares; también aumentar hasta un 70 por ciento la cobertura de las advertencias en los empaques, y estructurar una mejor coordinación de las imágenes con las campañas de salud.
Igualmente se busca fortalecer los programas de educación y prevención a las adicciones en escuelas y centros sociales, debido a que cuesta más atender el tabaquismo que evitarlo. Datos de la Secretaría de Salud (SSA) indican que cada año el gobierno gasta más de 45 mil millones de pesos para tratar enfermedades relacionadas a esta adicción, tomando en cuenta que el fenómeno del tabaquismo cobra diariamente hasta 165 vidas, ya sea de forma directa o indirecta, es decir 60 mil muertes al año.
Gracias a la combinación del aumento de costos, la utilización de imágenes de fuerte impacto y la persuasión que aplique la norma de espacios libres de humo, se espera que en 2013 la cifra de fumadores disminuya a menos de 12 millones. No obstante, para que cualquier acción sea efectiva, éstas deben realizarse en coordinación con las familias y los organismos civiles. Por ello, más allá de esperar el establecimiento o cumplimiento de leyes, la sociedad debe esforzarse en poner de su parte a fin de lograr una convivencia armónica y saludable.
Correo-e: riturriaga@elsiglodetorreon.com.mx
Fuentes: Consejo Nacional Contra las Adicciones, Encuesta global de tabaquismo en adultos 2009; Programa contra el tabaquismo 2011-2012, Encuesta nacional de adicciones; Secretaría de Salud.