Siguen las calamidades en territorio coahuilense. En la última semana se han registrado balaceras intensas en la capital del Estado y otra más en Piedras Negras, que dieron pie a que cada noche en noticieros de cobertura nacional se les diera un espacio para consignar los hechos.
Quizá la noticia más dura de todas ellas, es la del enfrentamiento que sucedió frente a un estadio donde se celebraba un juego de beisbol entre el equipo profesional de los Saraperos de Saltillo contra un equipo amateur. Las imágenes necesariamente nos hicieron recordar lo que el año pasado sucedió afuera de las instalaciones del Territorio Santos Modelo cuando se celebraba el partido de liga entre los Guerreros con el Morelia. Ese hecho, versus el de los Saraperos, fue el estruendo de la balacera que fue transmitida en vivo, tal como sucedía en el juego de futbol mientras que en el juego de beisbol éste era de carácter amistoso y lejos estaba de tener una cobertura como la que había en el cotejo de Santos.
Días antes, se transmitió por el canal 2 de cobertura nacional un video en una plaza pública también de Saltillo donde se daba cuenta de otra balacera. En ese video sólo se podía escuchar las detonaciones.
Sin duda alguna que han sido unos días muy pesados para los saltillenses. Por días consecutivos vivieron bajo la zozobra y el pánico de los enfrentamientos a tiros en medio de la ciudad y sus alrededores. La extinta Fiscalía -eso sí- vía twitter alertaba a la ciudadanía en tiempo real los sitios donde se suscitaba el peligro, pero eso si bien es de inmensa ayuda para guarecerse con oportunidad, no quita en nada el pavor de vivir de cerca cosas así.
Motivado por ello, el gobernador Rubén Moreira Valdez declaró que la violencia ha llegado a su tope en el estado, luego de una reunión que sostuvo en Torreón con mandos militares. La hipótesis del primer mandatario es que la razón por la que se ha incrementado la violencia en la capital y otros lares del estado es quizá porque bandas que no tenían presencia en Coahuila habían decidido incursionar, según algunas mantas que han aparecido. Incluso, se aventuró a señalar que esta escalada está en la cúspide en términos de hechos violentos y que su gobierno tiene la fuerza suficiente para contener actos de esta índole.
Abundó en su información al decir que en Torreón los últimos días se ha notado una baja sensible en los homicidios, lo cual es irrefutable, sin embargo, en lo que va del año la cifra de muertos en La Laguna de Coahuila está cerca de los 180 decesos.
Ante estos hechos, empresarios laguneros coincidieron en que ciertamente es más que lamentable lo que sucedió en Saltillo estos días, pero también dijeron que estos sucesos se han vivido en Torreón y eso no originó nunca una declaración de tal envergadura de alguna autoridad del Gobierno Estatal, ni de esta reciente administración que apenas ha rebasado los cien días, ni de la de Humberto Moreira y Jorge Torres; todos del mismo grupo político.
Más allá de la miope y equivocada visión que pudiéramos tener los laguneros de que estos hechos puedan servir para que el gobernador Moreira ponga mayor energía en el tema de la inseguridad, es un hecho inapelable que es una tragedia que las balaceras consuetudinarias hayan aparecido ya en otros lares de Coahuila. Empero, quizá pueda ser un parteaguas para que Rubén Moreira pueda recibir la ayuda merecida y suficiente de la Federación y el respaldo irrestricto de los coahuilenses en la cruzada que por ley está obligado a emprender, que es garantizar la seguridad de sus gobernados.
En la entrevista que concedió a El Siglo de Torreón la semana pasada, el Ejecutivo Estatal contestó hasta con cierta molestia las preguntas que se le hacían al respecto de este tema, y no reparaba en repartir responsabilidades a las instancias federales -que sin duda, le acusa razón-. Qué pena que todo esto hay sucedido, pero pues que esto haya llegado al tope tal vez sea lo mejor que se pueda conseguir, y si el gober es acertado, las balaceras y delitos de alto impacto, tenderán a bajar.
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