Con motivo del 155 aniversario del natalicio del egregio poeta tamaulipeco Prof. Juan B. Tijerina, en la tres veces Heroica ciudad de Matamoros, Tamaulipas, se llevó a cabo una semana Cultural, organizada por el director de la Biblioteca Pública Municipal, Lic. Aristóteles Cerda Muñoz y encabezada por el Lic. Alfonso Sánchez Garza, Presidente Municipal.
Hay una anécdota que me contó el querido periodista Don Alfonso Pesil Tamez (q.e.p.d.), que a él le refirió el Lic Emilio Portes Gil, y que sucedió con la visita a Ciudad Victoria de Don Jaime Nunó a principios del siglo XX.
El gobernador Guadalupe Minero, reunió en la plaza principal a maestros y niños de la ciudad, a efecto de organizarle una ceremonia en su honor, en la que los poco más de 250 niños entonaron el Himno Nacional. En el trascurso del evento el gobernador mandó llamar al poeta Don Juan B. Tijerina, para que a nombre del gobierno del Estado, dirigiera unas palabras; el vate tamaulipeco improviso lo siguiente:
Cuando existe el noble y el soberano, cuanto al artista y al poeta inspira, del corazón del pueblo mexicano, surgió potente y reventó en tu lira.
Y dirigiéndose a los niños que habían entonado el Himno Nacional les dijo:
Estas notas que en celeste coro, brotan de vuestros labios virginales, son cascadas de perlas orientales, que un ángel vierte sobre copas de oro.
Y hoy que la mente alborotada evoca, a los manes de Hidalgo y de Morelos, se convierte en estrofa de los cielos, el himno de la patria en vuestra boca.
Dentro de estas actividades se llevó a cabo un ciclo de conferencias, en coordinación con la Asociación de Comunicadores Unidos, que dirige Mario Díaz Vargas y la Red de Mujeres Periodistas que preside Lidia Martínez Cardiel; así como un maratón de lectura de 12 horas continuas, en conjunto con la Asociación de Periodistas de Matamoros, para fomentar el hábito de la lectura y fortalecer los valores en niños y jóvenes, pero sobre todo la integración familiar.
Destacó la conferencia magistral, sobre "La Libertad de Expresión", que dictó el prestigiado politólogo, periodista y amigo Guadalupe Díaz Martínez. Donde abordó temas como: "El movimiento: Yo soy 132", "El riesgo de ser periodista", "El decreto para proteger a los periodistas", etc. Fue tanto el interés que despertó esta plática que, inteligentemente el conferencista, abrió un espacio para preguntas y respuestas, lo que dejó un grato sabor de boca entre los asistentes.
Así mismo, dentro de la semana cultural, fui invitado a presentar mi libro Abuelos, Mensajeros de Dios, texto en el que además de una sección de sabios remedios que a través de la tradición oral nos legan las abuelas, digo que "en la vida no hay magia… hay magos", y eso precisamente son los abuelos, geniales magos que ponen a disposición de la existencia de sus nietos, "el polvo de las estrellas" que el cielo les obsequia.
Los abuelos "no son el mensaje… son los mensajeros de Dios" que con salomónica paciencia enseñan a viajar ligero de equipaje, a confiar en que lo que viene es lo mejor y que el designio de tu vida no es el poder o la riqueza, sino crear amor, alegría, paz, armonía, felicidad, crecer físicamente y evolucionar espiritualmente, para darle a tu existencia, raíces profundas y alas fuertes, que te reencuentren con las miles de bendiciones que la vida tiene para ti.
Pues a propósito, dos abuelos, -ambos viudos-, asistieron a una cena. Amablemente charlaban en la misma mesa cuando él tomó valor y le dice:
- ¿Te quieres casar conmigo?
- ¡Sí! ¡Sí, acepto! -Responde emocionada.
Al poco tiempo la cena termina y, luego de un cariñoso abrazo y un beso de amor, se fueron a sus respectivos hogares.
A la mañana siguiente, él despertó preocupado y inseguro de la respuesta. ¿Me dijo que sí, o me dijo que no? No podía recordar exactamente. Una y otra vez lo intentó, pero no tenía ni siquiera una vaga idea; inquieto, tomó el teléfono y llamó a su amiga. Le explicó que su memoria no era tan buena como solía serlo. Luego le recordó la noche hermosa, que a su lado había pasado y con mucho valor, le dijo:
- Cuando te pregunté si querías casarte conmigo, me dijiste, ¿sí o no?
-Te dije que sí acepto y lo dije con todo mi amor. Y estoy muy feliz de que me llamaras, porque… ¡¡¡no podía recordar quién me lo había pedido!!!
filosofo2006@prodigy.net.mx
Facebook:filosofoguemez
Twitter:@filosofoguemez