Despedida. El Papa Benedicto XVI se despide desde la puerta del avión que lo llevó de Guanajuato a Santiago de Cuba, al terminar su primera visita a México.
El Papa Benedicto XVI concluyó ayer su primera visita a México con un llamado a la población para "no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal".
El Pontífice dijo que durante su estancia en México fue testigo "de gestos de preocupación por diversos aspectos de la vida en este país, unos de más reciente relieve y otros que provienen de más atrás y que tantos desgarros siguen causando".
En su discurso de la ceremonia de despedida en el aeropuerto del Bajío, Benedicto XVI pidió a los fieles católicos "ser buenos ciudadanos" y "preocuparse por el bien de todos".
El Papa fue despedido en una ceremonia encabezada por el presidente Felipe Calderón quien le pidió que "llevara consigo las lágrimas de las personas a quienes consoló y las preocupaciones de quienes padecen pobreza, marginación o violencia".
Calderón dijo que la visita papal "hará que el alma de los mexicanos pueda recuperar la alegría y la felicidad interior".
La ceremonia de despedida congregó a unas 2 mil personas, algunas de las cuales rompieron el cerco de seguridad para acercarse al Papa.
En una visita de cuatro días a Guanajuato, el Papa condenó la violencia generada por el narcotráfico, pidió a los católicos renovar su fe y demandó a los obispos atender a los más pobres.
Ayer por la mañana, Benedicto XVI partió hacia Cuba, donde visitará las ciudades de Santiago y La Habana, 14 años después del viaje de Juan Pablo II, la primer visita de un Papa a la isla.
A su llegada a Santiago, el Papa pidió más libertades para la Iglesia en Cuba y dijo que el gobierno de la isla no tiene nada que temer.
