La verdad es que eran muchos sentimientos encontrados, muchas ópticas distintas a lo que estaba viendo. En una mesa de la redacción, yacían los componentes de una de las miles de despensas hacinadas en una bodega del municipio de Torreón y que ahora están podridas.
Con su caja de cartón y los logos bien puestos con su eslogan y todo, la caja ya aplanada se observaba con los alimentos elementales y de menor precio posible en el mercado: unas galletas Ritz, un par de bolsas con sopa de pasta, una botella de aceite y un kilo de harina eran fundamentalmente lo que contenía.
La harina seguramente estaba ya con gorgojos, aunque cuando la tomé para mirarla más de cerca, la reportera compañera me conminó a arrojarla: "suéltela, está llena de orines de ratas, lávese la manos, no se vaya a enfermar". Más allá de la recomendación, lo que devino fue una discusión al respecto. Que si los contenidos de las despensas eran para poco menos que animales, que si eran suficientes para tratar de paliar un hogar que sufre de hambre, que si un niño acaba con las pocas galletas de una sola sentada.
Después de esas primeras suposiciones, el diálogo se tornó acerca de que si en Torreón se llega a padecer la pobreza extrema, es decir, aquella en la que los individuos tienen la incertidumbre diaria de siquiera alimentarse, orillándolos a la desnutrición. Es claro e indiscutible que la pobreza como tal por supuesto que existe en La Laguna, en Torreón en específico si uno va al suroriente de la ciudad, por el rumbo de Zaragoza Sur, podrá encontrar a cientos de ciudadanos viviendo en una lacerante pobreza, donde familias habitan en cuartuchos construidos con despojos de cartón para hacer jacales con piso de tierra y con obvia carencia de agua potable y drenaje. En general, en toda la Comarca se pueden encontrar sitios como éste, pero reconocer que hay miles que se despiertan con la zozobra de no saber si van a comer, o peor, de no saber si sus niños podrán alimentarse, debe darnos escalofríos a la sociedad toda.
Así que en medio de estas circunstancias, se descubre que la administración del presidente Eduardo Olmos tenía arrecholadas miles de unidades de despensa, por el hecho que el programa alimentario que fue creado con el objetivo de proveer 200 mil de estas despensas a 60 mil personas debidamente empadronadas, a razón de 3 unidades entregadas por individuo. Sin embargo, no obstante que la adquisición de las dichosas despensas fue hecha vía licitación pública y que ésta se llevó a cabo a finales del año pasado, la entrega empezó por el mes de febrero, pero ésta tuvo que ser suspendida por la veda electoral, según lo declaró el director de Desarrollo Social de Torreón, Shamir Fernández Hernández, y que en muchos de los paquetes se estaban sacando de sus cajas para ponerlos en bolsas de plástico porque el aceite vegetal se había derramado, otros informantes anónimos decían que estos objetos se estaban utilizando para armar paquetes de ayuda con fines electorales.
Podrá uno pensar que ciertamente los funcionarios municipales pensaron sacar raja para las elecciones del primero de julio, quizá al contrario, fueron muy escrupulosos con la observancia de la ley y las restricciones que de ella emanan fueron observadas cabalmente, lo cierto es que ha sido claramente acreditado que cerca de cuatro mil despensas se han podrido y que sería deleznable entregarle eso a personas, quizá los despojos que se encuentren dentro de ellas sirvan para engordar puercos.
El haber dejado bajo la circunstancia que fueren que las despensas que desperdiciaran cuando hay cientos de personas que padecen de hambre es sencillamente no tener madre, y no caben excusas señor Fernández, si es que usted es el responsable de la administración de esos paquetes.
QUÉ HORRIBLE RECONOCERLO
Ahora sí parece que no hay vuelta atrás, este arroz ya se coció, como dijo el expresidente y diarreico oral Vicente Fox. Nada parece que impedirá la vuelta del PRI a Los Pinos, no hay encuesta publicada que siquiera anticipe unos comicios siquiera cerrados. Si hace unas semanas un periódico de la ciudad de México decía que su encuesta ponía al puntero priista apenas 4 puntos arriba de Andrés Manuel López Obrador, en su siguiente entrega ponía una brecha más amplia, irreductible para efectos prácticos.
Qué aburrido y trágico, pero para los rivales del PRI, que tienen que enfrentar el horrible reconocimiento al triunfo del otrora partido de Estado.
