Serán examinados, partido a partido. Estarán sometidos a las más altas exigencias y no tienen como opción el fracaso. Robert Griffin III, con los Pieles Rojas de Washington, y Andrew Luck, con los Potros de Indianapolis, son la esperanza de sus respectivos equipos. Ambos tendrán la misión de continuar con la destacada labor de los quarterbacks novatos en la NFL.
Ser el líder de la ofensiva es una responsabilidad que no muchos soportan; sin embargo, durante las últimas campañas los noveles pasadores han respondido favorablemente a las expectativas. Se dejó a un lado la costumbre de pensar que los primerizos requieren de uno o dos años en la banca para mejorar y aprender de los veteranos. Ahora los avientan al fuego, algunos se queman, otros incendian la Liga.
El año pasado llegaron un par de fenómenos que, lejos de ser los eslabones débiles, mostraron su talento: Cam Newton y Andy Dalton.
Newton fue elegido en el Draft por las Panteras de Carolina y resultó ser un fenómeno. El coach Ron Rivera le brindó todo su apoyo y el resultado fue gratamente inesperado.
En su primer año como profesional Cam estableció varias marcas para un pasador de primer año: más yardas en un juego (432).
Al quite
* Dalton tomó el puesto de Carson Palmer, ahora con Oakland, y con una temporada de 9-6 calificó a los Bengalíes de Cincinnati a los Playoffs.
* Andrew Luck, primera selección, reemplaza a la leyenda de los Potros, Manning.
