EL ESTRÉS QUE VIVIMOS
Es importante señalar todavía, otra variedad de mecanismos igualmente importantes que se pueden utilizar para canalizar y contrarrestar los nocivos efectos del estrés y de la ansiedad, si buscamos la oportunidad de detectarlos en nosotros mismos y de utilizarlos a nuestro favor. Para quienes poseen manos, dedos y genes privilegiados, el área de la música y el uso de tan diversos instrumentos con los que tienen el potencial de aprehenderla y traducirla en sonidos y melodías más o menos finas o espectaculares, esto se vuelve entonces en un excelente mecanismo de aprendizaje y de exploración artística de sus habilidades y de las emociones de muy diversa índole, a la vez que de un canal sumamente apropiado para manejar la ansiedad y el estrés. Es así como instrumentos tan variados como el piano, el violín, la flauta, la guitarra, la viola, la trompeta, o cualquiera de los otros instrumentos, sean metales, de aliento o de percusión vienen a llenar la vocación y la satisfacción de tantos individuos, que aún como aficionados y sin tener la genialidad o siquiera un título profesional, su interés y gusto por la música los dirige por ese camino, que además de satisfacer sus necesidades musicales, les provee de un muy buen canal para manejar su soledad, su vacío o su ansiedad. Hay quienes por desgracia, nunca tuvieron la oportunidad de detectar o de cultivar tales habilidades, pero quizás de todos modos alcanzan a controlar su ansiedad a base de tararear o de silbar en aquellos momentos necesarios, en los que se requiere de un mecanismo semejante. A la larga, no importa realmente el género o el nivel al que pertenezca la música, mientras llene las necesidades de cada individuo y le sirva como un canal de desahogo para su estrés y su ansiedad. Inclusive, para tantas personas, ni siquiera existe la necesidad de tocar algún instrumento, puesto que ya en sí, el hecho de escucharla, alcanza a llenar igualmente tales necesidades, ya sea que lo haga al tenerla grabada en cualquiera de los múltiples aparatos electrónicos que pueden reproducirla y que son tan útiles y populares en nuestros tiempos, o gracias también al hecho de asistir personalmente a cualquiera de los diferentes tipos de conciertos de géneros y artistas tan variados que se organizan periódicamente en nuestra región, y en los que naturalmente tendríamos que subrayar y poner en primer término, las temporadas de conciertos de nuestra Camerata, la Camerata de Coahuila, un conjunto musical de primer nivel, tan excelente y que representa un lujo para nosotros como laguneros, aún a pesar de que no siempre la sepamos valorar y aprovechar. La posibilidad de asistir y escuchar alguno de sus conciertos de la temporada, representa por un lado, una magnífica oportunidad para sumergirse temporalmente en esos vastos océanos cuajados de emotivos mensajes musicales de tantos compositores tan diversos; pero por el otro lado, se tiende a convertir asimismo, en una especie de oasis y remanso para descansar y olvidarse, aunque sea también temporalmente, de todas las contradicciones y barbaridades que suceden a nuestro alrededor, que nos bombardean y nos invaden cotidianamente sin tregua, para formar parte de esos tupidos, y más o menos intensos niveles de estrés y de ansiedad que contaminan nuestras vidas. La música definitivamente, tiene entonces esas características únicas que la convierten en un maravilloso mecanismo de escape al que todos tenemos acceso, sin importar demasiado el género del que se trate, porque al fin y al fin y al cabo, hay para todos los gustos.
