EL ESTRÉS QUE VIVIMOS.
Actualmente, hay en el mercado una variedad de medicamentos denominados ansiolíticos, llamados así porque se trata de medicamentos valiosos y eficaces que combaten adecuadamente los diferentes trastornos de ansiedad mencionados la semana pasada. Sin duda alguna, los principales fármacos en esta área son aquellos que pertenecen a la familia química de las benzodiazepinas, que han alcanzado una gran popularidad en las últimas décadas, las cuales debido a su acción efectiva son bastante reconocidas y utilizadas por el público en general. Se trata de medicamentos recetados oficialmente y en forma masiva no sólo por los médicos especializados tales como los psiquiatras, sino también por los médicos generales, los médicos familiares, así como por médicos de otras especialidades, debido a la alta incidencia de estos trastornos especialmente en nuestra época y nuestra región. Pero además, debemos reconocer que desgraciadamente, tales medicamentos también se utilizan de modo extraoficial, recomendados o "recetados" por otro tipo de profesionistas no necesariamente médicos, o por familiares, vecinos, amigos, u otros pacientes que los utilizan, y que en un alto porcentaje de los casos, ni siquiera son controlados o monitoreados en forma adecuada por los médicos. En nuestros días, el alprazolam y el clonazepam, gracias a sus efectos, son dos de los nombres genéricos de mayor popularidad y reconocimiento entre la población profesional o laica; pero existen otros muchos en el mercado como son el diazepam, lorazepam, oxazepam, triazolam, etc., que también han sido sumamente populares en el pasado, y que aún se mantienen en vigencia en el presente. Como sucede en la historia de la evolución de la Medicina, esta se encuentra siempre en un estado de ebullición y desarrollo a través de los diversos tipos de proyectos de investigación que se llevan a cabo, los cuales a su vez, permiten develar nuevos descubrimientos en un campo tan amplio como éste y que camina a pasos acelerados. En el área de la Psiquiatría y de la salud mental en general, sucede algo similar, conforme se exploran nuevas áreas, tanto en lo que se refiere a los métodos de diagnóstico clínico, detección y prevención de enfermedades, como a los métodos de tratamiento con que se cuenta, Es así como, además de las benzodiazepinas, se han encontrado otros medicamentos que también poseen efectos semejantes en el control, la disminución y la supresión de los síntomas agudos o crónicos que se presentan en los trastornos de ansiedad, gracias a su acción fisiológica a nivel del sistema nervioso central. Originalmente salieron al mercado como una nueva familia de psicofármacos con capacidades antidepresivas, que sin embargo y a la larga se ha detectado que poseen asimismo efectivas acciones ansiolíticas. Se trata de los llamados inhibidores de la recaptura de la serotonina como son la fluoxetina, que originalmente abrió el camino con resultados excelentes, para posteriormente dar paso a otras sustancias emparentadas químicamente como son la paroxetina, la fluvoxamina, la sertralina, etc., que siguen siendo utilizados exitosamente. A ellos, se siguen añadiendo nuevos fármacos, así como combinaciones de varios de ellos que también poseen acciones ansiolíticas positivas, y que por lo mismo juegan un papel importante en la programación terapéutica para tales trastornos.
Sin embargo, al igual que sucede con todos los medicamentos en lo que respecta a sus efectos secundarios, las benzodiazepinas utilizadas a largo plazo tienden a causar ciertos niveles de dependencia química y psicológica, por lo que es entonces de suma importancia recalcar la necesidad de que sean controlados y monitoreados por médicos que se encuentren en constante contacto con sus pacientes, de modo que puedan reconocer este tipo de efectos, ya sea para reducir las dosis o incluso suprimirlas paulatinamente cuando sea necesario, y que el paciente haya mejorado y pueda funcionar adecuadamente de nuevo. En estos casos, las ganancias se logran mantener gracias al uso de la psicoterapia, así como de otro tipo de recursos y actividades que se hayan integrado como parte su programa terapéutico inicial; actividades como las que se han mencionado en esta columna en las semanas anteriores. (Continuará)