VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA
¿Cómo es posible enfrentar y superar una época tan violenta y destructiva como la que estamos viviendo en los inicios de este nuevo Siglo XXI? ¿Cuáles son las capacidades o las habilidades que poseemos los seres humanos que nos permiten sobrevivir precisamente ese tipo de experiencias violentas y traumáticas que nos amenazan día tras día o que encaramos constantemente en forma de tragedias y experiencias estresantes que forman parte del ambiente en el que nos desenvolvemos? Existe un término que proviene de la Física, y que en inglés se le conoce como "resilience", al referirse a esa capacidad que tiene los cuerpos para recuperar su forma y tamaño después de haber sido expuestos a una compresión deformante. Se trata de un término que se ha aplicado y ha estado muy de moda en las últimas décadas especialmente en el área de la salud mental, y que al igual que sucede con muchos términos provenientes de otros idiomas, se ha castellanizado en una traducción muy literal como "resiliencia", lo que a su vez puede significar supervivencia, aguante, elasticidad o entereza, refiriéndose precisamente a esa capacidad humana para enfrentar y superar las crisis y las experiencias traumáticas que nos depara la vida. Sir Michael Rutter, un muy reconocido médico, neurólogo, pediatra y psiquiatra infantil británico, que trabaja en el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres, autor de numerosos libros y artículos científicos, que ha dedicado su vida a la investigación del desarrollo infantil, así como a los numerosos trastornos psiquiátricos que pueden presentar los niños y los adolescentes, especialmente el autismo y los llamados trastornos del desarrollo, presentó en este congreso una excelente conferencia para resumir los resultados de sus investigaciones en relación a un tema tan importante como es el de la "Resiliencia como un concepto dinámico". Desde su perspectiva, la resiliencia en los seres humanos se puede condensar en tres aspectos importantes: en primer lugar, las características de resistencia relativa que posea cada sujeto para enfrentar las experiencias de riesgo en general; en seguida la capacidad de cada uno para sobreponerse a tales experiencias adversas estresantes, y finalmente, la capacidad para mantener una buena respuesta ante los diversos factores de riesgo que se nos presentan en la vida. Rutter considera que cada individuo es diferente y por lo mismo, reacciona en forma muy diferente y específica a tales experiencias, de acuerdo por un lado a su dotación genética personal, pero también según las circunstancias del ambiente en el que se mueve, tomando en cuenta las variaciones en los factores de riesgo a las que se expone en forma cotidiana, de manera que esta capacidad de resiliencia tiene que ver con la interacción entre la genética y el ambiente. Por lo mismo y de acuerdo a su criterio, no se trata entonces de un rasgo específico de la personalidad de cada individuo, sino más bien de los resultados de la evolución de un proceso dinámico que se va desenvolviendo durante el desarrollo de cada sujeto, y que tiene que ver con dicha interacción genética-ambiental, pero también con la interacción de factores protectores y factores de riesgo a los que se expone a lo largo de su vida. Es así, como hay individuos que habitan ambientes sumamente tóxicos y estresantes emocionalmente, y sin embargo, son capaces de superar este tipo de adversidades y salir adelante en forma exitosa, mientras que otros en ambientes menos perjudiciales o negativos, tienden a desplomarse por completo o a estancarse ante una crisis severa. En sus investigaciones, él ha encontrado personas que pueden ser resilientes ante ciertos factores de riesgo, pero no ante otros, o que pueden manifestar esa capacidad durante cierto período específico de su vida, pero no en otros. Rutter considera que durante la vida, es necesario cierto grado de exposición a experiencias de riesgo, como una especie de vacuna o de inoculación estimulante de dicha capacidad de supervivencia; tales experiencias suelen darse en forma de bullying en ambientes como el escolar o el militar, y naturalmente, dependiendo del grado, éstas pueden traer consecuencias positivas para ciertos individuos, o muy negativas para otros. A su vez, Rutter considera a la familia, al matrimonio y a los círculos sociales como factores protectores. Se podría decir entonces, que la resiliencia es una capacidad humana que nos permite enfrentar exitosamente los fenómenos adversos, como experiencias que se pueden convertir en nuevas oportunidades para recuperar nuestras fuerzas, o para descubrir nuevas habilidades que nos permitan seguir luchando y sobreviviendo en el tipo de ambiente al que pertenecemos (Continuará).