VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA
Podríamos traducir entonces en "mexicano", ese término tan fundamental como es el de resiliencia, concebido en términos de nuestra capacidad de supervivencia o aguante enfocado en dos órganos que consideramos tan básicos y especiales como son el "lomo" y el "estómago" como parte de nuestra mentalidad, de nuestro espíritu y de nuestro lenguaje más puro y coloquial. A pesar de que el Dr. Rutter se refería a esta capacidad como un proceso personal e individual que se da en ciertos momentos y no en otros ante los fenómenos de adversidad, sería significativo investigarlo también no sólo a nivel individual, sino también en lo referente a niveles sociales, ya sea en familias, en grupos de personas, en comunidades o en naciones enteras que han tenido o que deben enfrentar determinadas crisis sumamente traumáticas, en forma de guerras, hambrunas, epidemias, fenómenos meteorológicos del tipo de inundaciones, ciclones, tornados, terremotos, etc.; crisis de tipo agudo que se pueden prolongar en forma crónica, hasta quizás convertirse en un estilo de vida, posiblemente como lo que nos está sucediendo en México en el presente, cuando la violencia generalizada en tantas regiones como la nuestra, nos acompaña diariamente y vergonzosamente forma parte ya de nuestro diario vivir. Un fenómeno con el que amanecemos y anochecemos, y que cada día parece infiltrarse más y más dentro de nuestra piel, de nuestra mente, de nuestros hábitos, sin que al parecer nos inmutemos tanto, y lo tomemos como una especie de telenovela baratona, maléfica y subversiva, en la cual aparecemos como protagonistas secundarios sin sueldo, como extras a la defensiva y a la expectativa, sin que todavía hasta el momento tengamos la menor idea de quien la dirige, cuál es el guión, cuáles los papeles que representamos y mucho menos, cuál será el final de la misma. No cabe la menor duda de que ante este tipo de experiencias, se desarrolla y aumenta nuestra capacidad de resiliencia, las dimensiones de nuestro lomo, así como la amplitud y energía de nuestro estómago, para aguantar y tragarnos todo lo que está sucediendo, no sólo en relación a la violencia cotidiana, a los robos, los asaltos, los crímenes, los secuestros ya sean ilegales u oficiales, publicados o escondidos, sino también al deterioro cada vez mayor de nuestras ciudades laguneras, que se encuentran en un estado tan lastimoso de abandono, descuido y ruina, como si los fondos económicos se hubieran esfumado y ya no hubiera dinero para llenar las apremiantes necesidades urbanas, reflejadas en calles y avenidas destartaladas, rugosas, llenas de baches y agujeros, en proyectos utópicos que no se cristalizan, ni parecen tener un orden, ni planes determinados, y en tantas áreas tan diversas caracterizadas por enormes vacíos difíciles de llenar o compensar a corto o a mediano plazo. Es así como se pone a prueba nuestra capacidad de resiliencia, en la que tenemos que recurrir al uso del lomo y del estómago para soportar y sobrevivir este enloquecido, desordenado y corrupto sistema de vida que enfrentamos y cuyo futuro después de las elecciones, no parece muy promisorio y menos al divisar las sólitas nubes relucientes de tres colores que se vislumbran hacia delante y con las que ya estamos familiarizados. En general, los sistemas aparecen cada vez más impositivos, despóticos, ilógicos, fraudulentos, desorganizados, sin una aparente disciplina, dirección u orientación definida, en los que todos nos mezclamos desordenadamente, puesto que los ciudadanos tampoco parecemos tener direcciones o metas, y nos movemos al unísono en "bola" y en silencio, cargando los fardos sobre nuestros lomos, dejando que todo se nos resbale, sin compromiso alguno, intentando digerir en nuestros estómagos todo aquel alimento físico y mental con el que nos alimentan y que sirve para indigestarnos, o buscando los métodos más efectivos para mentir, engañar y defraudar, como otro estilo mexicano muy frecuente e importante de resiliencia. Los conceptos del Dr. Rutter sobre este fenómeno de la resiliencia, quizás nos ayuden a reflexionar sobre las características específicas y muy propias que puede tomar dentro de cada sociedad o cultura, con rasgos muy diversos y contrastantes, apropiados de acuerdo a su idiosincrasia, como es nuestro caso, en este intento fundamental que nos impulsa a experimentar para sobrevivir en un presente tan sumamente complejo, en el que definitivamente necesitamos lo mejor de nuestra capacidad de resiliencia (Continuará).