VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA.
Sabemos por experiencia propia definitivamente que el concepto de toxicidad ambiental, es un concepto real y cotidiano en México, no sólo relacionado con la sólita contaminación y suciedad atmosférica que estamos acostumbrados a inhalar y padecer en nuestra Comarca, y a la cual con mayor o menor esfuerzo se tratan de adaptar y adecuar nuestros organismos, a base de sus mejores recursos fisiológicos, y de los apoyos médicos y farmacológicos que tenemos a la mano. Sin embargo, ese mismo concepto de toxicidad ambiental como lo expresaba la Dra. Shear, está enfocado primordialmente a un tipo de toxicidad que priva en nuestro ambiente respecto al orden emocional o psicológico, cuando el medio social que nos envuelve se convierte en un ambiente amenazador, peligroso, dañino y hasta mortal, puesto que nuestra integridad física y emocional, así como las de nuestros familiares o amigos cercanos, e inclusive la de la comunidad entera se encuentran a riesgo, como acontece en el presente en la Comarca Lagunera, sin descartar naturalmente otras tantas áreas de un país tan golpeado en los últimos años como es el nuestro. Dicho ambiente tóxico trae como consecuencia, entonces, una serie de pérdidas y separaciones injustas, dolorosas, traumáticas, lacerantes, que carecen de sentido y que hablan del desequilibrio que enfrentamos en México respecto a nuestra salud mental, al convertirse en un terreno demasiado fértil para la aparición de toda clase de trastornos emocionales que vienen a afectar a la comunidad entera, y sin visos de que se encuentre un tratamiento eficaz para una epidemia tan severa como ésta. De acuerdo, entonces, a los conceptos vertidos por la conferencista en este congreso en Filadelfia, uno podría concluir que muy posiblemente como comunidad o como sociedad entera, nos encontramos pues en una etapa de duelo complicado, al tratar de visualizar, aceptar, reconocer y comprender mejor un fenómeno de perdidas tan complejo como el que estamos sufriendo desde hace varios años y para el cual no parece haber un programa de medicamentos, psicoterapias, u otros recursos eficaces y adecuados con los cuales contemos hasta el momento para resolver este duelo.
Es importante el poder comparar y contrastar un duelo semejante que podemos calificar de comunitario, al duelo personal, individual o familiar que cada persona o familia de nuestra comunidad está enfrentando en estos años, ante las pérdidas de padres, madres, hijos, hijas, sobrinos, nietos u otros familiares que a su vez han sido víctimas de la toxicidad de este ambiente y se encuentran en alguna de las diferentes etapas de ese proceso de duelo, sea que lo hayan superado exitosamente o que por el contrario, aún se encuentren al inicio, en etapas intermedias o en posiciones en donde debido a diferentes factores, estilos o tipos de obstáculos se les impide avanzar y forman parte de ese grupo de personas o de familias que enfrenta lo que conocemos como un duelo complicado. Quizás sea más fácil comentar sobre los recursos y métodos personales, emocionales, familiares, sociales, religiosos o culturales que se tienen a la mano para superar un duelo semejante, asociados al apoyo médico, psicológico o psiquiátrico que afortunadamente siempre están presentes y disponibles como opciones en nuestra región. Gracias a estos apoyos, el individuo o la familia logra atravesar ese sendero hasta el final, de manera que le es posible superar la pérdida o la separación, llenar el vacío con nuevos elementos, sin olvidar del todo a los anteriores y convertir tal crisis, en una experiencia educativa de aprendizaje, en la que sea capaz de forjar nuevos instrumentos y recursos para luchar, al igual que para renovar y reforzar las habilidades y capacidades que ya tenía, lo que le permitirá mejorar su autoestima y la seguridad y la confianza en sí mismo, hasta salir renovado de tal experiencia. Sin embargo, aunque todos desearíamos lograr algo semejante con respecto al enfrentamiento con esa toxicidad ambiental y la superación de nuestro duelo comunitario, tal experiencia se mantiene en puntos suspensivos…con verdades a medias, con vacilaciones, dudas y cuestionamientos difíciles de enfrentar, de expresar y de aclarar (Continuará).