La junta militar que detenta el poder en Guinea Bissau tras el golpe de Estado del pasado 12 de abril ordenó hoy la reapertura de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas del país, que se habían cerrado el pasado lunes.
Los militares golpistas decretaron el cierre de las fronteras después de que Portugal anunciara el pasado domingo el envío de una fuerza naval, con el eventual objetivo de evacuar a ciudadanos lusos y de otras nacionalidades de la antigua colonia portuguesa.
En un comunicado divulgado hoy por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, los autores del golpe militar anunciaron la reapertura de las fronteras con la explicación de que "la situación está bajo control".
En otro comunicado distinto, los golpistas decretaron hoy la prohibición de manifestaciones favorables u hostiles al golpe de Estado, y amenazaron con castigar con severidad la vulneración de esa orden.
"Las manifestaciones están prohibidas en todo el territorio hasta la resolución de la crisis político-militar", indica la nota.
Con esta consigna, la junta pretende poner fin a las manifestaciones pacíficas convocadas en la capital para denunciar el golpe de Estado, reclamar el restablecimiento de la legalidad constitucional y exigir la puesta en libertad de los detenidos, entre ellas el primer ministro saliente, Carlos Gomes Junior.
No obstante, las críticas dentro del país no cesan, ya que la Iglesia Católica condenó hoy en Bissau el levantamiento militar por boca del obispo José Lampra Cá, quien pidió ayuda a la comunidad internacional.
Además, la presidenta de la Comisión Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos (CNDH), Aida Enjae Fernandes, deploró hoy la dura represión de las manifestaciones contra el golpe, al destacar el caso de un manifestante herido de gravedad el pasado fin de semana en una marcha pacífica organizada en Bissau.
El golpe de Estado se produjo mientras el país -uno de los más pobres del mundo- se encuentra en pleno proceso electoral para celebrar la segunda ronda de sus comicios presidenciales el próximo 29 de abril.
El levantamiento militar fue condenado por Estados Unidos, la Unión Africana, la CEDEAO, Portugal y el Consejo de Seguridad de la ONU, entre otros.
