¿Ha sentido alguna vez que no lo calienta ni el sol? Piense en esas circunstancias más allá de estas pasadas temperaturas bajo cero; además, cuando andamos entumidos decimos otra clase de expresiones.
Lo cierto es que todos hemos tenido trances en los que nos sentimos perdidos en el vacío, como esos sueños en donde caemos irremisiblemente y despertamos bien asidos a lo que esté más cerca de nosotros -líbrense nuestros acompañantes-.
¿Cómo saber cuándo ni siquiera Efebo nos lleva a temperatura deseada? Es muy fácil, y para ellos utilizaré el ejemplo de Lakmé y Malika. Estas dos chicas, personajes de la ópera construida por Leo Delibes, basada en la historia hindú Rarauh o el matrimonio, entablan una charla por demás ilustrativa para lo que nos ocupa.
Transida de pena, Lakmé le cuenta a Malika, quien recoge flores, cuánto sufre por la imposibilidad de contraer matrimonio con su amado Gerald quien, por cierto, acaba bastante maltrecho en esta historia. Malika, mujer positiva y optimista, le dice a su compañera que no piense en esas cosas tan feas: "ahí está el campo, las flores y los pájaros, míralos y disfruta su belleza". Todo esto sucede en el "Dueto de las flores", bella aria cuyo título ya saben a qué responde.
El caso es que Lakmé le vuelve a decir a la amiga e asunto de su tristeza y dolor; ésta, con insistencia, le vuelve a decir que se fije bien en su derredor y encontrará la naturaleza a sus pies. Siendo que la quejosa insiste, hay un tercero y un cuarto estribillo en el que Malika le insiste hasta darnos una idea de una respuesta como esta: "¡Pues no te estoy diciendo que ahí están los pájaros y las flores, caramba, míralos y ya olvídate de la pena!".
Y todo esto viene al caso porque a veces podemos tener no solo una bandada de pájaros sino pterodáctilos vivos; no sólo álamos y sauces llorones, sino sequoias gigantes y, en lugar de flores, gigantescas corolas carnívoras, sin embargo, la tristeza de plano no se espanta con nada.
Dar al clavo con el consuelo necesario para cada momento es tan complicado como "cacharnos" justo en el momento cuando nos quedamos dormidos -¿Acaso no lo han intentado?-. De ahí que muchas veces nos sorprende por qué algunos andan por ahí deprimidos cuando tiene tantas cosas a su disposición Pues eso es, sencillamente, inexplicable. Si bien es cierto que el sol sale para todos, no siempre nos calienta igual ¿a poco no?
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