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ORDENANDO EL CAOS

DECISIONES FEMENINAS

Por: Dalia Reyes

Nadie lo dudaría: todo este asunto del reposicionamiento femenino en la sociedad gracias a las iniciativas revolucionarias de valientes congéneres, quienes enfrentaron al mundo entero con la bandera de la igualdad y el reconocimiento… no ha servido para nada.

Esperen muchachas de las ligas feminista, ONG→ s pro-mujer y líderes de género, tengo no sólo pruebas, sino los pelos en la mano, de la burra -los pelos-. Ni siquiera referiré a cuán poco las revoluciones femeninas han ayudado para deshacernos de ese remordimiento que nos da a las madres cuando osamos salir a tomar un café, y nos sentimos las peores del mundo por no estar en casa resolviendo con los hijos dos o tres problemas de "por". Vamos, eso sería discutible.

Se trata de un análisis brevísimo, más no por ello superficial, sobre las decisiones femeninas de las chicas en el cine, es decir, a la chica de la película no a las espectadoras acompañadas de su pareja... ¡sería yo incapaz de revelar nuestros secretos, niñas mías!

Sobresalen para el caso, las cintas, las de aventuras y las románticas. No menciono policiacas o suspenso, en donde, no encontrando un término medio, las mujeres aparecen como una versión de Robocop con más conocimiento en artes marciales que el mismo Jackie Chan.

Si es una historia con fulano enmascarado, medio loco y asesino, seguramente la chica "lista" en cuestión tratará de escapar ¡escondiéndose en la alacena! Por favor: las casas en la pantalla suelen ser mansiones con ventanas de cristal por decenas en tamaño de suelo a cielo, muy propicias para que alguien venga y lo mate a uno sin problemas. Pero siempre hay escaleras, marcos corredizos por donde escaparse y, por supuesto, un sótano, muy ad hoc para que escuchen los gritos de una mujer amenazada… bueno, a criterio de las protagonistas.

Las historias de aventuras incluyen, necesariamente, a una mujer quien se extravía de su grupo por detenerse a pintar sus pestañas y polvear la nariz; a falta de crema facial, decide untarse la manteca para cocinar justo cuando un oso la mira de frente; a fin de salvarse, deja tirada la mochila con bastimentos y corre tan, pero tan rápido como se lo permite su cartera con cosméticos que decidió conservar.

Una mujer enamorada, en el cine, toma aviones como subir a una Ruta Centro-Universidad y deja el mejor trabajo de su vida con tal de correr al lado de un hombre cuya carrera como restaurador de subterráneos prehistóricos es muy prometedora.

A ver, ahora sí, díganme en donde esta la reinstalación de la mujer en las élites de la inteligencia. Mentira pura: a cada rato nos ponen frente a nuestros ojitos unas pantallotas con mujeres tomando decisiones por demás estólidas y, claro, completamente

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