A UNA MORDIDA
Poco me sorprendería ver a Porfirio Díaz en el nicho de los súper héroes, todo esto gracias a una buena historia transmitida en televisión a manera de telenovela. Bastaría un chasquido dactilar de Krauze para que todos estuviéramos de acuerdo con bautizar calles, escuelas y bibliotecas con su nombre.
Bueno, tengo mis argumentos para fundar estas sospechas, y el más poderoso es que hoy estamos a una mordida de convertir en lindo todo lo que antes fue terrorífico y rechazado. Las cosas empezaron con abejitas y hormigas trabajadoras cuyo esfuerzo deberá ser reconocido con una convivencia humana-abejil (u hormiguil) hasta llegar a tejerle suetercitos a los insectos, así es como lo presentan a los niños en los filmes; es más, está la propuesta de Ratatouille para dejar entrar en la cocina a una ratota.
Lo más reciente -seguro ya lo adivinaron- es el culto a los vampiros, sí, los mismos cuyos dientotes fueron por muchos siglos motivo de espanto y amenaza de los chiquillos reacios a dormir temprano. Millones de ristras de ajos, escapularios, biblias y rosarios se vendieron por siglos para estar prestos a defenderse de la terrible amenaza de esos seres envueltos en capas y desvelados. ¿Cómo se dio el doblete?
Desconozco el camino que siguieron, pero estos seres mitológicos hoy están en el hit parade del corazón juvenil de hombres y mujeres. Ya no importa si sacan los colmillos o terminan ensangrentados después de morder el cuello de alguien, hoy resulta que esta acción no sólo es tierna sino hasta sexy y sugerente.
Alguna relación habrá con el hecho de que todos los vampiros cinematográficos han sido personajes bien parecidos, pálidos, ojerosos y trasnochadones, pero al final se erigieron con hombres espigados pero fuertes, mirada profunda y bien vestidos, lo que sea de cada quien. Entonces, la versión moderna es un jovenazo ataviado a la moda Gap, guapetón y con sus respectivas y retráctiles dentaduras.
En conclusión, llevamos al punto donde las historias más románticas, tiernas y apasionadas están protagonizadas por vampiros, a veces es ella, otras, él, como sea, pero saber que una película incluye a estos seres tendrá asegurada una fila de chicas enamoradas frente a su taquilla.
¿Qué vendrá después? Cucarachas también fueron protagonistas ya y uno que otro gusano; personajes de leyenda y mito ya los encumbró la pantalla haciéndonos pensar que Pie Grande sólo es un peluche divino perdido en la nieve; bueno, quedan algunos políticos sin considerar.
Por: Dalia Reyes