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ORDENANDO EL CAOS

YO NO HABLO DE ESO

Dalia Reyes

¿Verdad, señor, que en este espacio no hablamos de política? Al fin y al cabo ya hay demasiadas personas hablando de ello; demasiadas, diría yo. Pues hoy, debo decirles, tampoco hablaremos de política, no se confunda usted si menciono el nombre de algún político, eso será un mero recurso de ejemplificación.

No es de política, sino de moral, de ética, de buen proceder social, de honradez. ¿Verdad que ninguna relación hay entre todos estos valores y el ejercicio del poder a nombre de un pueblo? Por lo menos no en el caso siguiente.

El viernes leí con avidez sobre la inhabilitación de Javier Villarreal Hernández, prófugo por el cargo de contratación irregular de créditos en Coahuila. El dictamen lo emite la Secretaría de la Función Pública Federal. Es decir, si esta persona buscada por la ley, cuya reputación traspasó el beneficio de la duda, piensa aún desde su "exilio" ocupar un cargo público en el Estado donde es juzgado, no podrá hacerlo… sino hasta dentro de 10 años, porque el castigo termina en el 2021; si lo hace, tendrá no sólo la capacidad, la "calidad moral" y el permiso de las instancias públicas para intentar de nuevo. "Dámele otra oportunidad, vaquero", diría Piporro. Hasta aquí con el político.

La noticia parafraseada en el párrafo anterior me ha llenado de alegría, esperanza y fe en la humanidad. Yo no lo sabía, pero si lo dice una institución encargada de resguardar la tranquilidad de nuestra sociedad, debo creerle: las personas que cometen delitos de muchos ceros se regeneran en 10 años y, sin necesidad de empezar como un ciudadano común a dar pasitos por segunda ocasión, pueden dirigir un país.

De leyes sé muy poco; la justicia es un concepto muy abstracto, así que me abstengo de hablar sobre política que tanto repiten ambos términos, y me aboco a ser voz de una sociedad temerosa de sí misma. Parecemos el oxímoron -esa serpiente que se traga a sí misma- resurgiendo como una figura desleída de lo que, teóricamente, debiera ser un Estado, un País.

Dígame usted, señor ¿hablé de política… verdad que no?

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