Después de saludarles con todos mis respetos y desearles se encuentren muy bien de males, y tras aclarar que, de ninguna manera, es esto un asunto de querella, sino de sentimientos, paso a exponerles mi problema.
Debo suponer la orondez con la que andan por el mundo, tras poner de vuelta en el mercado, con mucho éxito supongo, por ese saborcito a naranja, las galletas de animalitos; refiero a ello no sólo por las jugosas ganancias, sino por traer el pasado en un solo bocado. Sin embargo, aunque a mí también me las ha dejado, no es en el mismo rubro suyo y en mucho más que un mordisco.
Hoy abrí mi cuarta bolsa plástica. Metí la mano temblorosa y, al azar esta vez, traté de tentalear con precisión, como si leyera Braille, para encontrar el tesoro tan buscado; no, tampoco parecen estar ahí jirafas, leones, koalas ni elefantes.
¿Dónde mis ganancias están? Debo sumarlas desde la primera bolsa en gramos de frustración, kilos de sobrepeso, miligramos de colesterol, toneladas de subestima y cero unidades de autocontrol. Todo esto resultado de atracar tres zoológicos enteros con la promesa de una variedad animal que Noé envidiaría, pero el único Noé que puedo deletrear es éste: no-he encontrado más que un montón de rinocerontes, dos o tres mamuts y algunos animales prehistóricos, cuyos nombres aún no han sido dados a la humanidad porque no aparecen ni siquiera en Nat Geo o en History Channel.
Creí, hace un momento, haber tocado el cuellote de una jirafa y la melena de un león. Craso error: era una costura en la bolsa y las moronitas de mi desesperación acumuladas hasta el fondo, señores míos. ¡Díganme, por favor, si alguien ya ganó el sorteo y encontró a todos esos especímenes, dando cuenta de ellos sopeándolos en el café porque, de otro modo, voy a acabar en algún centro psiquiátrico donde, seguramente, no sirven galletas de animalitos!
Sin otro asunto que tratar por el momento, quedo de ustedes, su muy atenta y segura servidora, reiterándoles mi más sincera consideración, en espera de sus amables atenciones para, o bien agregar a los animales pendientes, o dejar de anunciarlos en sus muy lindas y coloridas bolsas plásticas.
dreyesvaldes@hotmail.com