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ORDENANDO EL CAOS

TODO CASAMIENTO ES PERFECTO

Dalia Reyes

No, si todo casamiento es perfecto, hasta que acaba. ¿Y cuándo se acaba el matrimonio, estimados míos? Pues depende a qué hora haya empezado, es decir, normalmente se usan unas cinco horas para esos asuntos.

Quedó claro que no hablamos de lo mismo: ustedes pensaron en matrimonio cuando yo trataba sobre las bodas. Créanlo o no, ambos asuntos ni siquiera se conocen; siento ser la portadora de tan terrible noticia, pues no sólo son ajenos uno a otro, sino hasta contrarios.

La boda es toda fantasía maravillosa. Los novios son entes perfectos, ideales, seres platónicos que flotan sobre la alfombra divina de la legalidad social y religiosa siguiendo el camino amarillo de la convención familiar y la tradición nacional. ¡Qué lindo suena! A ver, señores, ahora sí díganme cómo eso se relaciona con el matrimonio.

La perfección tras el casamiento caduca cinco días después, cuando los sueños se hacen realidad y la gente se da cuenta que se casó con otra gente, no con Superchica ni con Superman -lo que también sería muy inconveniente, porque ambos son bien volados.

Durante la fiesta, la novia tolera un vestido demasiado justo, unos zapatos muy pequeños y un vino tinto sorbido desde el zapato del consorte. Tras el matrimonio una nada tiene para ponerse, el calzado es siempre insuficiente y ni el calcetín del viejo es tolerable a simple vista.

Al caballero, ataviado con frac, poco le importa si llegó la comida a tiempo o el pastel tiene los siete pisos prometidos; es más, se halla útil para decirle a su nueva esposa "no te preocupes, eso no tiene importancia". Pero el señor casado… yo creo que hay estudios acuciosos respecto de los trastornos del hambre tras la boda, pues muy pronto resulta inconveniente un menú tardío.

Ahora ven la mucha razón que cabe en mis aseveraciones del inicio- respecto del casamiento vs. matrimonio -, y conste que no hablé de la disposición femenina, durante el juramento nupcial, para amar con y sin postizos, por los siglos de los siglos. No lo hago por una sencilla razón: me es harto inconveniente, pues eso me dejaría sin argumentos firmes para mandar a mi señor al gimnasio y limitarle las tortillas. ¿Creerán que el día de la boda se comió por lo menos 15?

dreyesvaldes@hotmail.com

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