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ORDENANDO EL CAOS

LA CERVEZA NO TRAE SAL

Dalia Reyes

¿Alguna vez se han preguntado por qué los granos de café no crecen en la planta con su ración de azúcar o cómo es que la cerveza original - no ésa que pedimos las señoras en las fiestas- carece de sal y limón? Pues, diría yo, porque no lo necesitan, son agregados ociosos, productos del capricho humano.

También he llevado esta cuestión tan profunda y filosófica al asunto de los libros: debe de haber una muy poderosa razón por la cual ni las librerías ni las bibliotecas ponen cubierta de ninguna clase a los ejemplares que tiene para el mejor postor. Espero que, de ahora en adelante, las profesoras y profesores de educación básica observen el detalle y caigan en la cuenta de que los libros-no-necesitan-forro-cual-ninguno.

Ahora bien, si blanden en su puño los resultados de algún concienzudo estudio donde se demuestre la imperante necesidad de que los niños aparezcan en clase con los libros envueltos en ese papel contacto con síntomas de bipolaridad, pues muéstrenlo, porque este tema de la forradera, no tienen idea queridos profesores, cuántos infartos ha causado, pleitos, divorcios y jalones de orejas. Algo sé de cierto: forrar los libros no garantiza un mejor aprendizaje en los chiquillos.

No se hagan que la Virgen les habla, porque ustedes también padecen semejante suplicio con los hijos propios, razón de más para tener por inexplicable la insistencia de sobar y sobar los ejemplares con un material cuyas características, además, no son a prueba de nada. El problema podría acabarse de raíz. La SEP debería lanzar sus convocatorias para los libros de texto con requisitos expresos en los materiales, así como lo hace para los contenidos; la exigencia debiera aparecer, con todas sus letras, "que no necesiten forro".

Además, no existe material a prueba de niños, a reserva de que, el próximo ciclo, exijan forro con kevlar, el usado en chalecos antibalas. Quizá el único problema, entonces, sea la escasez, porque en lo referente al precio, no habría mucha diferencia: el mentado hule adherente ha subido su precio como si fuera huevo de gallina, con el agravante de nuevas variedades que van desde ultra delgado hasta ultra grueso y una versión para escuelas con casos graves de bullying.

Es cosa seria: forrar libros se convierte en la primera pesadilla escolar, cuya ejecución empieza por robar una importante cantidad de dinero a fin de alcanzar los muchos metros necesarios para cubrir ocho libros y otros tantos cuadernos; también roba unos tres días a las vacaciones, y como dos semanas de sueño incompleto y así lograr la hazaña.

dreyesvaldes@hotmail

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