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ORDENANDO EL CAOS

COJA LA DEMOCRACIA

Dalia Reyes

El lío empezó cuando estaban viendo televisión. La tarde parecía maravillosa, los dispuestos chicos subieron la escalera y ocuparon sus sitios en el sofá, pero, al ratito, un escándalo invadió la casa y mi hijo pasó corriendo como una furia; casi para desaparecer dijo: "todo por culpa de la mayoría".

El argumento me dejó pensando un rato, hasta que los otros niños me explicaron sobre la votación para elegir el canal por ver: tres estuvieron de acuerdo y uno no. La conclusión fue sencilla entonces, es decir, que el hecho de que impere la decisión de la multitud no hace felices a los solitarios.

Algo así me vino a la cabeza cuando publicaron en Facebook la supuesta historia de un misionero quien, al trabajar con niños Ubuntu, los puso a competir para conseguir unas golosinas, quien llegara primero sería el agraciado. Los peques, en cambio, se tomaron de la mano y corrieron todos a la par y así ser todos los ganadores; esto, en cambio, se llama consenso, y el motivo para llegar a él fue muy simple: si sólo uno consigue el premio y los demás no son felices, ningún esfuerzo servirá.

Claro, claro, llegar a un consenso entre cinco, vaya y pase; no sé cuántos eran los Ubuntu, mas cierta estoy de que no había multitud. Entonces, siendo unos cuantos, es acto posible… pero cuando hablamos de millones, entonces está muy canijo.

Pasados unos minutos, salí al patio para consultar al inconforme, debía reconocer lo valioso en su frase. Las respuestas que obtuve no resolvieron mi problema, lo hicieron mayor, sin embargo, creo que mejor encaminado.

1) Para llegar a un consenso es preciso que todos los involucrados tengan conocimiento de las opciones.

2) Las opciones para el consenso deberán beneficiar, de una o de otra forma, a todos los electores.

3) Los electores deberán decidir con plena conciencia y a sabiendas de las consecuencias de su decisión.

4) Decidir requiere de saber, tener argumentos, racionalizar las posibilidades.

5) Las posibilidades deben de ser aportadas por los consensantes (ésta no existe, pero la acabo de inventar) y nunca por ajenos.

6) Los consensantes deben decidir sobre las opciones sin coacción de los otros.

7) Los otros deberán abstenerse de coaccionar a sus compañeros.

8) Los compañeros cargan con su decisión en el consenso.

9) Para hacer un consenso es necesario investigar sobre el contenido de las opciones y el motivo por el cual las plantean los involucrados.

Sí me quedó claro cómo fue que los niños acabaron viendo "Estoy en la banda": era el único título en español; elegir otro implicaba, para la mayoría, leer, traducir y comprender. Ése era el primer paso para el consenso y suele ser, aún en los países, el más difícil de alcanzar. Cuando eso sucede, entonces se decide por la democracia y listo: la tierra es de todos.

Lo dicho, el problema de la democracia son las mayorías.

dreyesvaldes@hotmail.com

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