Llega un momento en la vida de toda mujer, impostergable, so pena de caer en descrédito social y perder la membresía en el grupo de los seres cautos y racionales; momento éste es cuando se reafirma la ciudadanía de un individuo -ahora una individua- con todas las de la ley, pues habrá demostrado cuán consciente es de su posición y rol entre los seres humanos que la anteceden, suceden y acompañan. Como dije, llega un momento en la vida de toda mujer cuando ésta debe cortarse el pelo.
¡Cómo así, Marce! Sí, señores, es una verdad tangible tanto, tanto como que la gasolina verde y la roja cuestan casi lo mismo; sí, señoras, no se hagan: bien sabido es que hay condiciones de vida, las cuales nos orillan a tomar esta terrible decisión como prueba de nuestro compromiso y fidelidad con la edad entrada en años.
Háganme el favor de no preguntarme la razón, es algo que aprendemos las mujeres por puro empirismo y costumbre. No sé, pareciera existir una clasificación femenina en donde las damas cuarentonas con cabello largo no son muy bien vistas en cualquier restaurante.
Baso mi afirmación en la multitud de congéneres cuya melena cae por la presión de una tijera de Dalila, que nos agarra dormidas viendo cómo las demás señoras dejan primero los rizos hasta los hombros, como preludio a un "muy moderno y decidido" corte hasta las orejas. Es más, conozco algunas que andan tan cortitas que bien podrían haberse llevado los pabellones.
Pero el corte de marras no viene solo: además hay que teñirse el cabello. Por teñirse nadie entienda cambiar el color y ya, ah, no, eso sería demasiado soso: una mujer de a de veras, con cuarenta o más, se hará rayos, mechas, cortinas, baño de color, luces, reflejos, extracciones y decoloraciones. La cosa no es tan rígida, debo aceptar, pues se pueden hacer estos procesos uno por uno o todos a la vez ¿cómo podríamos explicarnos, de otro modo, cabellos verdes en señoras maduras?
Soy nueva en este asunto, pero no en la vida; además, cuando voy con el estilista y sólo pido despuntarme, las señoras me ven muy feo. Por todo lo anterior y ahora lo posterior, asumo que ya entré en años como para cortarme el cabello, pero estoy muy nerviosa, porque, debo confesarlo, mi cabello es virgen de tintes, bases o cualquier otra cosa más allá de lo natural -hasta del peine, dicen mis hermanos-.
No sé qué hacer con mi membresía social. Ustedes qué me recomiendan ¿me lo corto o no?
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