Debo confesar algo. No, equivoqué verbo y complemento; en realidad voy a delatar a alguien. Tampoco esto es preciso, en realidad son muchos "alguien" de quienes hablaré, los conoce todo mundo y ha convivido con ellos cualquier mortal citadino.
Si declaro lo siguientes es porque tengo en las manos no los pelos de la burra, sino al animal completo, y puedo constatar la validez de mis aseveraciones poniendo sobre el fuego las manos, y a la jumenta también, si es preciso.
Aquí va: el café de olla ranchero es una falacia. Sí, lo siento muchísimo, señor, pero yo sufrí tanto como usted cuando vi cómo preparaban mi tacita humeando con dos cucharadas de café soluble y otras tantas de azúcar -ah, eso sí, sigue tan dulce como antes-.
Ya, fue todo, párele de contar, pues nadie espere una rajita de canela o piloncillo rayado, ésos serían sueños del tipo guajiro. ¡Vamos, si tampoco lleva café, café! Lo más terrible de todo esto no es el ofrecimiento falaz, sino que a los mismos campesinos les da algo así como rasquiña si uno les ofrece la bebida original; ya no les gusta esa combinación córdoba-caracolillo preferida por los abuelos; bueno, ni siquiera un americano ligerito.
¿Los tengo sorprendidos? Pues escuchen esto ahora: las tortillas de maíz llegan en bolsa, las de harina se compran en la tienda, la leche es de caja, el queso es amarillo en rebanadas y la mermelada dice Hellmans en el frasco.
Lo siento, no podía más con esta verdad que me quemaba como fuego en las entrañas -sin contar los taquitos al pastor de ayer-, sobre todo porque recorrí las 45 casas de mi rancho buscando esa colección alimenticia, artesanal y nutritiva prometida en los folletos turísticos, y al final me encontré pagando $154.80 -$155 con el redondeo- en la tienda de Juan.
Los tiempos cambian, estoy de acuerdo, pero veo injusto sigan alimentando nuestras esperanzas cuando arribamos a esas campiñas, verdes de lluvia y bolsas de papitas volando por los aires. Con todo lo anterior, el único lugar en donde tomaremos un café ranchero será en el restaurante más nuevo de la ciudad.
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