La niña levantó la mano para opinar en la clase:
-Yo también le tenía miedo al viejo de la danza, pero mi abuelita me limpió con una rama y ya se me quitó.- Le dijo al escritor que fue a impartirles una charla sobre cómo componer canciones, quien encontró el afán de los niños por acercarse a las frases cotidianas dichas por los grandes.
El viejo de la danza es un personaje de la tradición coahuilteca, representa este hombre al mal, el ataque a la armonía que debe regir dentro y fuera de las personas. La danza es una representación de cómo la unión de la fe, representada por cazadores con arcos de madera, puede acabar con ese distractor de lo perfecto.
Mas lo que a mí me apreció perfecto es cómo, así pasen las generaciones, nos siguen construyendo igual en tanto somos niños. Esa chiquita tiene siete años y su abuela no debe ser mucho mayor que una servidora, sin embargo, signó en la nieta una tradición que el tiempo, la escuela y los compañeros se encargarán de opacar, tergiversar o poner en contra.
Quedó visto cómo la escuela sigue siendo un semillero social para conservar tradiciones, no sólo de creencias para sanar, sino de formas para la convivir y sobrevivir en comunidad, y eso se manifestó durante una charla cuyo propósito esencial era mostrarles cómo ellos también pueden ser escritores y compositores de canciones.
Pero esa espontaneidad nos da material suficiente y de gran provecho para trabajar con pequeños en la educación sea cual fuere el tema. Sin embargo, son anécdotas que quedan para reírse con ternura en el momento y dejarlas atrás para, enseguida, ponerles un cuestionario a los alumnos de primaria sobre cuáles son las características que los identifican con los demás. Ellos deben de contestar, de loro, como dijera Alfonso Reyes, que estudiar en la misma escuela, pertenecer a familias de la misma ciudad y celebrar las mismas fiestas patrias.
¿Y dónde quedó la barrida con pirul? Además de la chiquilla, otros cinco levantaron sus bracitos para contar con emoción cómo sus padres, abuelos o tíos son danzantes en la fiesta patronal de la ciudad. El problema es que esa pregunta no viene en la prueba Enlace y mucho menos en Pisa.
¡Qué la vamos a hacer! Las escuelas claman por aportaciones económicas, materiales y computadoras, todo con el afán de seguir apagando el que ya traen dentro de sí todos esos niños que acuden a la escuela con la creencia inocente de encontrar herramientas para una mejor vida en sociedad.
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