No, si yo estoy de acuerdo con las nuevas corrientes musicales. Debo reconocer el mucho acrecentamiento en mi cultura derivado de escuchar versiones mil y ritmos 500 de lo que hoy bailan los chicos.
Nada más y nada menos ayer en la mañana agregué a mi bagaje musical un texto profundo y propositivo que dice más o menos así: "mueve tu botecito, mami, mueve tu botecito", ritmo además bastante cantábile y bailábile en el gimnasio. Camino a casa, un caballero joven tuvo a bien iluminar mi ignorancia con otra canción maravillosa, que trata sobre los altibajos en la existencia humana: "cambié las chelas por el coñac, ahora prestigio tiene el viejón, y del batillo con el que andabas soy el patrón", cantó un fulano de voz aguda desde el auto estéreo.
Sí, señor, es puro sarcasmo. Tampoco quisiera llevarlos a ustedes hasta las profundidades acapulqueñas de Agustín Lara, pero creo que todo tiene su límite. Por cierto, hasta Límite tenía letras más sustanciosas, bien recuerdo aquéllos de "te quedó grande la yeguaaaa", por lo menos fue bastante funcional como para dejar claros los motivos que acabaron divorciando a Alicia Villarreal.
Debo reconocer este síndrome como una consecuencia del relajamiento provocado por Raúl Velasco. Ya en su Siempre en Domingo salían a cantar lo que les viniera en gana, así Rafaela Carrá brincoteaba con su "mamá dame 100 pesitos porque a América me voy", y deben creerme que eso era lo más trabajado en el poema.
De ahí surgieron cosas tan románticas como el Sur. Sí, cómo no, yo recuerdo perfectamente que las estaciones de radio parecían cicladas tocando esa canción interpretada por Magneto, chicos apretadísimos que invirtieron su voz en un interminable "hacia el suuuuuuur" y párele de contar. Bueno, el sur de qué, quizá eso nos aclararía algunas posturas.
Miren, una que ya no se cuece al primer hervor, necesita algo más para perdonar un yerro, mínimo Las Mañanitas que cantaba el Rey David, por lo menos incluyen pájaros y amaneceres, y bien rimados, además.
Aceptaré que los radioescuchas tenemos culpa grande en este estatus musical tan decadente, pues se acepta lo que venga y lo compramos a raudales. No hay que ser, hagamos algo por nuestros "oyiditos" -dijera Doña Mary, que Dios la tenga cantando una de las Jilguerillas- y pongamos a trabajar a los compositores y a vocalizar a los cantantes, yo creo que estando tan al sur en asuntos musicales, mínimo llegamos al noreste.
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