¿Y cómo por qué habría de lucir delgada y espectacular con unos legins? Así dice en el anuncio que aparece, con necedad, en mis páginas de Internet. Mi escepticismo no es gratuito, caramba, si buenas lecciones me ha dado la vida cuando creo las promociones comerciales: es más, hasta el otro día me escribieron de Avon, creo que no entendieron el sarcasmo.
El otro día compré unos de esas famosas prendas entalladas, y resultaron ser algo así como una malla y ya. No, señorita, usted me disculpará si dice que justo eso son los legins, en desacuerdo me manifiesto, pues si estuvieran dispuestos a cumplir la promesa de una imagen tentadora, tendrían bolsas disimuladas en donde uno pusiera los sobrantes de la carne que nos impiden aparecer justo como el anuncio dice: espectacular y perfecta.
¿Perfecta para qué? De cualquier forma me lo puse, y la primera vez que lo hice dijo mi niño que se sentía muy feliz pues, por lo visto, yo iría de botarga a su festival de la nutrición: "¡tú puedes ser la salchicha o la longaniza que nadie debe de comer, mamá! me dijo con sus ojitos llenos de ilusión.
Lo sé: cada quien vista lo que le quepa, pero para ello debieran moderarse y no andar bajando el cielo y las estrellas a todas estas mujeres que feas no somos, pero sí demasiado pobres como para anunciar ropa en las revistas.
A más de la ropa, también he sido víctima con anuncios de calzado, en donde afirman cuánto una andará como en las nubes luciendo unas piernas largas, torneadas, perfectas e interminables con ese diseño innovador. Todo lo anterior es creíble si somos capaces de ignorar que lo interminable es la plataforma y ese tacón de 15 centímetros. Bueno, si logramos mantenernos en pie, todo pudiera funcionar; aunque cuando reclamé a la vendedora me dijo: "míralo por el lado amable: puedes posar para una foto muy sexy acostada en el piso y mostrando tus zapatos".
Estoy más allá del optimismo en cuanto a promesas de lindura compradas por correo o por catálogo, y poco estoy dispuesta a seguir siendo burla entre los demás, así que me pondré mis legins nuevos e iré a protestar a la capital del mundo… pero disfrazada de morsa en vías de extinción, para no pagar boleto de avión.
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