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ORDENANDO EL CAOS

ESO ESTÁ CAÓTICO

Dalia Reyes

Como mamá, digo no; como profe, también; como ciudadana digo: eso está muy complicado. Y miren que lo dijo el señor presidente nuestro, recién estrenado, de la República Mexicana (que no se llama México): ya no se heredarán plazas magisteriales.

A ver señora, pónganse en mi lugar. Si a su hijo le toca por mentor una persona cuya vocación real era tocar la cítara en la 4B, no creo que nadie quedara contento -ni el hijo, ni el profe, ni usted ni Gloria Trevi-. Los resultados serán catastróficos pues uno no aprende, el otro no enseña y la última no encuentra la puerta. ¡Si a veces teniendo profesores con verdadera iniciativa nuestros escolapios andan a rastras con el Enlace!

Bueno, pues entérense todos que hay un altísimo porcentaje de estudiantes en las Escuelas Normales con sueños entre la arquitectura y la ingeniería bioquímica, pero con la desgracia de tener padres en el sistema educativo, con un testamento hecho en el cual se incluyen plazas de incompletas a multiplicadas. Por lo tanto, las aspiraciones vocacionales esperarán hasta la jubilación y se llevarán a rastras durante 30 años, en tanto se tortura a jóvenes estudiantes por los sueños pausados.

Ahora les pregunto a los docentes cómo les va con estudiantes que confiesan estar en las aulas sólo por tener "un futuro asegurado" -como si los sindicados estuvieran para bollos- en el sistema, vacaciones largas, prestaciones muchas y trabajo poco. Es que ya ni siquiera fingen muchos futuros profesores para convencernos de que ejercerán su profesión digna y profesionalmente… no hace falta para mantenerse inscrito en las nóminas magisteriales.

Los profesionales de la educación saben que ésas son tres grandes falacias: los descansos nunca miden lo que el calendario oficial, las prestaciones son dudosas y tardías, y el trabajo se multiplica en el aula, la casa y un afán verdadero de actualización.

No voy a preguntar a los ciudadanos, porque sería ofender su inteligencia: todos sabemos cuánto afecta a una sociedad el tener, frente a millones de niños, a profesores sin convicción, ajenos a la relevancia de su papel en el futuro de esas personas, medio estudiando para juntar puntos escalafonarios. Quizá lo peor de este asunto es que, además de cerrar la posibilidad de sus alumnos a un futuro mejor, arrastran a muchos de sus homólogos a esa forma de trabajo cómodo, porque cuesta mucho resistir contra corriente en un río donde la selección de personal desdeña el trabajo académico y se opta, mejor, por un volado… o una herencia muy jugosa.

NOTA AL PIE: Están todos cordialmente invitados a la charla-presentación de Ordenando el Caos, en la nueva y maravillosa librería Carlos Monsiváis, en Saltillo.

dreyesvaldes@hotmail.com

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