¿Se acuerda usted de la enjundiosa y hasta apasionada defensa realizada por el presidente Felipe Calderón de la firma española Repsol, ante la decisión del gobierno de Argentina de nacionalizar su participación mayoritaria en su principal petrolera?
Bien, pues hete aquí que la firma ibérica le acaba de asestar una puñalada por la espalda a la Comisión Federal de Electricidad al desconocer unilateralmente los términos estrictos de un contrato de suministro de gas natural extraído en Perú.
El golpe explica, en la carambola, el gran problema de suministro del energético en la zona Centro, Bajío y Occidente del país, a cuya vera las firmas siderúrgicas de la zona han perdido 150 millones de dólares.
Pactado en septiembre del 2008, el contrato de la discordia obligaba a suministrarle a la paraestatal el combustible durante 15 años, bajo condiciones inusualmente ventajosas para la contraparte de ésta.
El cálculo inicial hablaba de un pago global de 15 mil millones de dólares, de los cuales Repsol le cubriría a la firma peruana que le abastecería el combustible, apenas seis mil.
La ganancia de intermediación, o si lo prefiere la comisión de reventa, pues, sería de nueve mil millones de dólares, por más que el combustible se vendería a costo internacional.
Estamos hablando concretamente, de utilizar el precio de referencia del mercado estadounidense Henry Hub, menos nueve por ciento.
El negocio del siglo, peladito y en la boca.
El gas natural se trasladaría al puerto de Manzanillo, con proa a la planta descompresora instalada, de donde llegaría a las plantas de ciclo combinado de la paraestatal.
El pacto comprometía un suministro de 90 millones de pies cúbicos diarios en el 2011; 300 en el 2013, y 400 en el 2014.
El caso es que Repsol quiere enviar sólo la mitad.
La reversa la explica el pragmatismo de la empresa española, dado que a la firma del pacto el costo del combustible era de 12 dólares por millón de BTU's, y hoy está en 2.5.
Ya no nos conviene, pues.
Lo inaudito del asunto es que hasta hoy la empresa pública no ha movido un dedo para hacer valer su derecho.
Peor aún, ante la falta del combustible, ahora resulta que la oferta nacional, con proa a empresas industriales privadas, se está racionando para evitar desabasto a las públicas. La explicación oficial hablaba de que una sobredemanda de las industrias establecidas en la zona de conflicto había rebasado la capacidad de transporte de los ductos y aún la posibilidad de traslado por la vía terrestre, con el consiguiente incremento de los costos.
Y si le seguimos, en el inaudito se está condicionando a las empresas afectadas a adquirir el gas con referencia en el costo de Manzanillo, es decir en ¡17 dólares el millón de BTU's!
Lo dramático del asunto es que la traición de Repsol a la devoción presidencial a su causa no es la primera en la historia reciente.
¿Se acuerda usted la guerra que le armaron a Petróleos Mexicanos cuando elevó su tenencia accionaria al 9.8 por ciento del capital de la firma española, a espaldas del Consejo de Administración de la paraestatal?
¿Se acuerda cuando se abrió una cruzada para defender la "hispanidad" de la compañía?
¿Se acuerda usted, desde otro ángulo, de las formidables pérdidas que resintió la empresa pública al caer al suelo el valor de los papeles?
¿Qué le debe México a Repsol que le dio toda la cancha para ganar la licitación para suministrar el gas natural peruano y no se atreve hoy a llevarla a los tribunales por incumplimiento del contrato?
¿Qué se frieguen las industrias nacionales?
BALANCE GENERAL
La decisión de volar al país de la principal línea aérea en rutas internas de Estados Unidos, Southwest, le coloca un jaque a Volaris, la empresa encabezada por Pedro Aspe, con quien había firmado un convenio de alimentación mutua.
La firma estadounidense vendía paquetes a nuestro país con conexión desde el norte con las ciudades a que llega Volaris, con énfasis en Los Ángeles y San Diego. A su vez, Volaris vendía conexiones para las rutas de su socio mercantil.
La intención de Southwest es llegar directo a la capital y a algunos de los centros turísticos del país.
MARCATEL A TV
Bajo una curiosa modalidad, el comprarle minutos de servicio a empresas como Telcel o Movistar y luego revenderlos bajo su propia marca a terceros, Marcatel, la firma encabezada por Gustavo De la Garza, incursionará en el servicio de telefonía móvil.
La idea es llegar también, bajo la misma modalidad de "operador virtual", a la televisión restringida.
La firma se inició vendiendo tarjetas de telefonía para llamadas de larga distancia procedentes de Estados Unidos.
La modalidad la iniciaron Megacable y Maxcom en Guadalajara, vía la red virtual de Movistar, firma con la que opera en el país la Telefónica de España.
AHORCAN A LAS EMPRESAS
En paralelo a la acción de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente encabezada por Diana Bernal, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción está apretando la pinza para evitar que no sólo el fisco, sino el Instituto Mexicano del Seguro Social ahorquen a las empresas que, ante la difícil situación del país, caen en mora. Hete aquí que detectada la omisión, el organismo solicita la congelación de las cuentas de la firma remisa, con lo que se agravan sus problemas financieros.
El mecanismo se emplea casi en automático, es decir sin buscar la conciliación previa para fincar un crédito a cubrir en plazos.
Naturalmente, más que el patrón los afectados son los trabajadores.
Lo grave del caso es que hasta hoy el IMSS no ha respondido a las solicitudes de diálogo del presidente del organismo, Luis Zárate.
AZTECA NOVELAS
Esta noche Televisión Azteca estará de manteles largos con la inauguración de sus nuevos foros para filmar novelas y programas de entretenimiento, ubicados en la Calzada de Tlalpan esquina Tezozómoc.
La inversión, en un terreno de seis mil 600 metros cuadrados, coloca a la firma a la vanguardia en el ramo. Fueron, en total, 62 empresas las que participaron en la construcción.
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