Siglo Nuevo

Páginas en Nueva York

LITERATURA

Foto: Adriana Ortega Calderón.

Foto: Adriana Ortega Calderón.

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Nueva York es uno de los escenarios favoritos para el cine y también la literatura lo ha adoptado a lo largo de los años como el lugar perfecto para desarrollar las más disímiles historias. Entre las muchas opciones, ésta es una selección de la mejor narrativa situada a lo largo de barrios neoyorquinos, autoría de escritores que han sabido desentrañar la clave de su luz y la esencia que transmiten a quienes los recorren.

Manhattan Transfer

John Dos Passos

John Dos Passos (1896-1970) es considerado uno de los más grandes novelistas estadounidenses, miembro de la ‘Generación Perdida’ junto a Hemingway, Faulkner, Pound y otros que en varias de sus obras reflejaron ambientes desesperanzados o francamente pesimistas. Precisamente tal es la atmósfera que permea Manhattan Transfer, una de sus mejores creaciones.

El texto conforma una especie de collage o rompecabezas en donde confluye todo tipo de historias que tienen en común su estancia o paso por la isla de Manhattan. Profesiones y oficios, nacionalidades y clases sociales: la novela refugia a numerosos personajes, si bien pocos permanecen a lo largo de toda la narración; algunos hacen apariciones únicas, otros se van y reaparecen conforme avanzan las páginas.

Aunque a menudo se cita que el título alude a una vieja estación de tren que existió en Pensilvania, muchos otros recuerdan que transfer también puede traducirse como cambio, y lo que Dos Passos retrata aquí es una ciudad en plena transformación, buscando cobrar una identidad propia, quizá la que ahora ostenta y que es precisamente la de un carácter en constante mutación.

Publicado en 1925, época en que aún se erigían algunos de los hoy emblemáticos rascacielos, el libro fue y continúa siendo catalogado como una de las mejores descripciones del espíritu de Nueva York, sus calles, habitantes, y sobre todo el entorno cosmopolita y competitivo, generado por el continuo flujo de inmigrantes que eligen la Gran Manzana como puerto para buscar el ‘sueño americano’.

El guardián entre el centeno

J. D. Salinger

El lanzamiento de El guardián en el centeno en 1951, causó un gran revuelo entre los lectores estadounidenses y le ocasionó muchas críticas a Jerome David Salinger (1919-2010). Y es que si bien se manejó inicialmente como una novela para adultos, el protagonista, Holden Caulfield, era un adolescente de 16 años distinguido por su ánimo de rebeldía, un temperamento de crítica hacia todo y todos, su lenguaje libertino y las situaciones en las que se involucra, que incluyen consumo de alcohol y escenas de tono sexual.

La trama es narrada por Holden, un joven de familia acomodada, e inicia cuando resulta inminente que será expulsado del internado en el que estudia, ubicado en Pensilvania. Cansado de la escuela y de sus compañeros de clase, mas sin ganas de volver a casa, Holden decide pasar los tres días que faltan para las vacaciones de Navidad por su cuenta, en Nueva York. Después de todo, el dinero no es problema para él.

En el tiempo que relata, sus andanzas se combinan con los espacios neoyorquinos. Así, se involucra con una prostituta a la que conoce en un club nocturno del Greenwich Village; hace una escala para guardar su equipaje en Grand Central Station; va con una amiga a una obra en Broadway y cuando el encuentro no sale del todo bien se marcha solo a ver un espectáculo en Radio City Music Hall. Luego se embriaga y continúa su recorrido por la ciudad. Central Park y el Museo de Historia Natural son también parte de los escenarios que acompañan las cavilaciones del joven, quien finalmente decide terminar con su viaje de una forma inesperada.

Desayuno en Tiffany’s

Truman Capote

Años antes de escribir su muy célebre novela A sangre fría, Truman Capote (1924-1984) conquistó a los lectores con uno de los personajes más inolvidables que ha dado la literatura, la ingenua Holiday ‘Holly’ Golightly, protagonista de Desayuno en Tiffany’s (1958). Su historia es contada por un anónimo escritor, quien habita un departamento en el mismo edificio que Holly, en el exclusivo distrito Upper East Side.

Así, el argumento se sitúa entre los otoños de 1943 y de 1944, en el lado más elegante de la Gran Manzana. Holly no trabaja y su vida transcurre entre las mejores tiendas de la Quinta Avenida, viste prendas de diseñador y luce exquisitas joyas, obsequio de sus amigos, hombres mayores y por supuesto adinerados, quienes la mantienen por el mero placer de su compañía; ella no es una prostituta sino lo que Capote describiría como una “geisha americana” y sueña casarse con un millonario. Poco a poco el narrador va descubriendo la esencia de la misteriosa chica texana, quien aún no cumple los 20 años y ya rechazó una carrera como actriz, lleva a cuestas un matrimonio fallido y un cambio de identidad. Y aunque pudiera parecer frívola y calculadora, conforme se le conoce resulta ser sumamente humana, incluso tierna.

Los críticos opinan que la adaptación cinematográfica de Blake Edwards (1961), protagonizada por Audrey Hepburn, es uno de esos extraños casos en donde la pantalla grande consigue hacer justicia a una obra literaria. Aun así, el texto ocupa el primer puesto en preferencia, pues incluye detalles que, por tiempo, no pudieron ser incluidos en el largometraje.

La hoguera de las vanidades

Tom Wolfe

Tom Wolfe (1931) posee uno de los nombres más sólidos en las letras y el periodismo hecho en Norteamérica. La hoguera de las vanidades (1987) representó su debut en el género de ficción y es hasta la fecha la más exitosa de sus novelas.

La historia gira en torno a un asesor financiero de nombre Sherman McCoy. Sherman es lo que puede llamarse un yuppie. Lo tiene todo: es joven, muy exitoso en su trabajo, su matrimonio marcha bien, ama a su pequeña hija, posee un espléndido apartamento en Park Avenue y mantiene asimismo una espléndida relación con su amante, Maria Ruskin. Es precisamente una noche en que va a recoger a Maria al aeropuerto John F. Kennedy cuando su perfecto mundo se sale de control, ya que mientras la lleva a su departamento se extravían y terminan en medio del Bronx. Una confusión culmina con el asesinato accidental de Henry Lamb, un chico afroamericano. Sherman asumirá la culpa y eso inicia la metafórica llamarada en la que verá arder todo cuanto ha cosechado. Azuzando el fuego se encuentra Peter Fallow, un periodista fracasado y alcohólico que ve en el caso de Sherman la oportunidad de salir del estancamiento, y para ello está dispuesto a explotar la muerte de Henry y a hundir a McCoy.

La mezcla de razas en los personajes de Wolfe coincide con el multicultural ambiente neoyorquino y sirve de eje para la trama. El autor llegó a comentar que su intención fue capturar la atmósfera de la ciudad de los rascacielos en los años ochenta, momento en el cual los delitos vinculados a conflictos raciales estaban a la orden del día.

Los ojos vendados

Siri Hustvedt

La descripción, a menudo visual, del Nueva York saturado de pobladores y visitantes, a menudo provoca el olvido de la otra alternativa que brindan las metrópolis: la posibilidad de aislarse, de pasar desapercibido entre los ríos gente. Esa es quizá la razón por la cual Siri Hustvedt (1955) instaló en la Gran Manzana a su protagonista, Iris Vegan, una joven que llega a la Universidad de Columbia para estudiar literatura. Los ojos vendados (1992) presenta cuatro relatos unidos entre sí a manera de episodios en donde Iris busca definir su identidad a la par que descubre a diferentes personajes, cada uno perturbador a su manera.

Así, mientras Iris trata de adaptarse a la vida citadina desde su departamento ubicado en la West 109th Street, consigue un empleo con el señor Morning, un hombre obsesionado con escribir la historia de un asesinato, quien le pide que grabe cintas con su propia voz mientras describe objetos que pertenecieron a la víctima. Conoce también a George, un fotógrafo que le hace un retrato cuyo destino parece indicar que ha cobrado vida propia.

En otro momento, las fuertes migrañas padecidas por Iris, tan intensas que la ciegan por momentos, la llevan a parar en un hospital y establecer contacto con la señora O, una mujer aparentemente enloquecida tras un colapso nervioso. Luego vendrá su encuentro con Klaus, quien surge de donde menos podría pensarse: es una identidad alterna de la propia joven y quiere conducirla a la autodestrucción. El único que puede ayudarla en ese punto es el profesor Rose, con quien inicia una relación intensa y peligrosa. Alguien más llegará entonces a la vida de Iris para darle un cierre a todas las historias, pero el final no se vislumbra como feliz.

Cosmópolis

Don DeLillo

Entre los escritores que retratan con acierto la vida estadounidense sobresale Don DeLillo (1936), autor de más de una docena de novelas, además de varios libros de cuento corto, obras de teatro, ensayos y hasta un guión cinematográfico. Cosmópolis, publicado en 2003, figura entre sus trabajos más recientes.

Se trata de un día en la vida de un joven multimillonario que aún no cumple 30 años, de nombre Eric Packer. La odisea comienza una mañana de primavera que en apariencia será como cualquier otra. Sin embargo Eric decide cortarse el cabello y tiene el deseo de hacerlo en una peluquería ubicada en el otro extremo de Manhattan, cerca del sitio en el cual transcurrió su infancia. Emprende entonces el viaje a bordo de una ultramoderna limusina, acompañado por varios guardaespaldas. Todo podría haber transcurrido sin contratiempos, pero el saturado tránsito de Nueva York y sus inevitables embotellamientos siempre serán escenarios propicios para que ocurra cualquier cosa, imaginable o no. El inmutable, incluso despiadado carácter de Eric, deberá ponerse a prueba mientras dirige su empresa desde el coche (al que entran y salen personajes) y lidia con el alza del yen, a la par que se ve sumergido en situaciones como un singular cortejo fúnebre, la llegada del presidente de Estados Unidos, una manifestación política y hasta el rodaje de una película. El retrato de las calles (esencia de las ciudades) es tan fiel que el diario The Guardian se ha referido al libro como “un himno a Nueva York”.

Dicho sea de paso, Cosmópolis llegó el pasado verano a la pantalla grande, cortesía del director canadiense David Cronenberg.

Diablo guardián

Xavier Velasco

En 2003 Xavier Velasco (1964) saltó a la fama tras ganar el Premio Alfaguara de novela por Diablo guardián, obra con la cual demostró que no es necesario vivir en Nueva York para crear una convincente historia que involucre sus calles como fondo: basta saber sumergirse en ella.

Así, eligió la Gran Manzana para las aventuras de Violetta, una quinceañera que decide escaparse de su casa, harta de los conflictos con su familia. Pero la joven quiere irse a lo grande, así que roba a sus padres lo que resulta ser una gran fortuna. ¿Y qué es lo mejor que puede hacer una adolescente con una maleta llena de dinero? Ir a gastarlo a Nueva York.

Luego de su aventura como ‘mojada’ se dedica a darse una vida de excesos: se hospeda en hoteles de lujo, gasta cantidades exorbitantes en las tiendas de la Quinta Avenida y se engancha a la cocaína, hasta que el dinero se agota. Como sus ganas de disfrutar la ciudad están lejos de terminarse, encuentra la manera de seguir manteniendo ese ritmo: se prostituye con hombres que contacta en el lobby del Waldorf Astoria y otros elegantes sitios en donde la conocen como una buena clienta.

Su negocio marcha bien hasta que se encuentra con Nefastófoles, un supuesto heredero a quien comete el error de contar su historia, dándole así herramientas para controlarla a su antojo. Él lo aprovecha y comienza así un infierno para Violetta, quien buscará no sólo la manera de librarse de su verdugo sino cómo vengarse y, sobre todo, recuperar su existencia neoyorquina.

Sunset Park

Paul Auster

Si hay un escritor contemporáneo que haya sabido apropiarse de Nueva York como personaje nuclear de sus obras, no puede ser otro que Paul Auster (1947). Toda su bibliografía da testimonio de ello. Y Sunset Park (2010), su más reciente trabajo de ficción, no podía ser diferente.

Para esta novela, Auster toma como protagonista a Miles Heller, un neoyorquino de 28 años, quien abandonó su hogar tras la muerte de su hermanastro. Miles es el único que sabe toda la verdad acerca del incidente en el cual Bobby perdió la vida, pero es incapaz de decirla. Por ello se muda a Florida, cortando lazos con la gente que ama.

Ocho años después tiene una nueva vida y empieza a creer que podrá ser feliz tras conocer a Pilar, una joven cubana. Pero algo sale mal y se ve obligado a regresar súbitamente a Nueva York. Como no quiere reunirse con sus padres (una actriz y un editor, ambos exitosos), decide aceptar el ofrecimiento de su amigo Bing y mudarse con él a una vieja casona en Sunset Park, un barrio de Brooklyn.

El lugar, situado frente al cementerio de Green-Wood, fue majestuoso en su tiempo. Pero hay un detalle importante: la vivienda no pertenece a Bing ni a sus otros sus inquilinos; alguien se olvidó de derrumbarla y ellos se la han apropiado. La condición de ilegalidad es sólo un ingrediente en la trama que nace a partir de la llegada de Miles, quien no está seguro de poder manejar la cercanía de sus fantasmas, la distancia con Pilar y el inevitable involucramiento con sus extraños compañeros de hogar. No pueden faltar a lo largo del libro las vívidas descripciones de calles, trayectos y lugares, uno de los fascinantes sellos de la obra de Auster.

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