¿Y QUÉ ACASO, NO ES UNA PESTE TAMBIÉN, LA RIQUEZA EXCESIVA?
”Poderoso caballero es Don dinero”, escribió Quevedo; “Y dime cuánto tienes y te diré cuánto vales, afirmaunrefrán popular”. ¡Nohaydudaalguna: nuestras sociedades de consumo están orientadas al “tener” y no al “ser”! En las sociedades industriales, las ciencias y la tecnología han impuesto su ley: los dueños del dinero y del poder político han unido sus fuerzas a fin de que las poblaciones de estos países desarrolladosyenvías de desarrollo, adorena las ciencias exactas y a las ciencias naturales como sus dioses.Encambio, las ciencias del espíritu, como la filosofía, historia, no forman parte de sus planes.
Como la ciencia y la tecnología se avocan a lo que se ha llamado “el desarrollo”, en elmundode hoy, el desarrollo y el progreso se cuantifican en dinero, lujos, despilfarros, y comodidades. Nuestras sociedades de consumo convierten a sus poblaciones en adictos al consumoy a todo lo que represente riqueza económica.
El desarrollo y progreso económicos se identifican con el “tener”, y no con el “ser”. Se ve como algo muy natural, que todos estemos pensando en cómo ganar más dinero, en “tener” más cosas, pues en lamedidaen quemástenemos, se nos ha hecho creer, que más valemos: si se tiene mucho, se vale mucho; y si no se tiene, nada vale el individuo.
Las personas orientadas al “tener”, viven en una dimensión existencial muy diferente a las personas orientadas al “ser”.Dehecho, los caracteres de estos dos grupos de personas sonmuydiferentes enmuchos aspectos esenciales de la vida: tanto de sus vidas privadas como de sus vidas en la dimensión social.Unapregunta interesanteque podríamos plantearnos, sería la siguiente: ¿las personas orientadas al tener o al ser, son así, porque su tendencia genética las conformaron de la maneraque son; o bien, son comoson, porque las sociedades de consumo así las formaron? Que yo sepa, no se ha descubierto ningún gen que impulse a los individuos al deseo de acumulación de las riquezas. La antropología nos ha demostrado que la lucha por la riqueza, al igual que el deseo por compartir con otros lo que tenemos, son fenómenos exclusivamente culturales. Y en este sentido, las orientaciones del carácter a la obtención de riquezas, es una derivación de la formación cultural y psicológica propia de las sociedades de consumo que empujan a las personas a consumir lo más posible.
Con la reciente crisis económica (febrero de 2009) de los Estados Unidos deNorteamérica, quedó claro para grandes pensadores de ese país, que su derrumbe económico (más grave que el de la Gran Depresión de 1929) se debió a la enorme codicia de millones de norteamericanos y europeos, dueños de la riqueza mundial.
Ya no es un secreto para nadie, quelos tresmotoresmáspoderosos que impulsan al capitalismo salvaje, son: la ambición, la envidia, y la codicia. Los grandes pensadores que se han ocupado de las orientaciones al “tener” o al “ser”, han opinado que estas dos diferentes tendencias constituyenelnúcleo de sus doctrinas o sistemas de pensamiento. Está claro, que Cristo estuvo frontalmenteencontra de la orientación al “tener”, y que en cambio, se pronunció permanentemente a favor del “ser”. En San Lucas 9:24-25 Cristo dijo: “Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, éste lo salvará. Porque ¿qué aprovecha alhombre, si consiguiera todo elmundo, y se pierde él así mismo o corra peligro de sí? Y también, Buda se pronunció a favor del “ser”; es decir, a favor del crecimiento espiritual de la persona, de la generosidad, y de erradicar toda codicia del corazón. ¿Podría alguien en su sano juicio estar a favor de la pobreza? Solamente un ser excepcional, como San Francisco de Asís, o un Papa como Juan XXIII, pudieron amar a los pobres y llorar con ellos. Todos estaremos de acuerdo, que la miseria y la pobreza son pestes permanentes que destruyen a los sereshumanos.
La miseria y la pobreza son la expresión de la ciencia y tecnología no compartida; son la prueba del fracaso de las políticas de los gobiernos del mundo; y demuestran también, que en un alto grado, la codicia esunvicio del capitalismo, horrendo vicio que impideunamásjusta distribución de la riqueza mundial.
La miseria y la pobreza es la peor peste para el serhumano. ¿Yqué acaso, no es una peste también, la riqueza excesiva? No es cierto, que la riqueza excesiva sea creadora de riqueza, pues si así lo fuera, no habría miseria en el mundo. En uno por ciento e la población de los Estados Unidos, es dueño del 90 por ciento de la riqueza de esa nación.
En esta época de crisis económica en la gran mayoría de los países delmundo, nada mejor que pensar que el exceso de dinero jamás nos dará la felicidad, y que en cambio, el crecimiento espiritual y emocional de nuestro “ser”, nos llenará siempre de grandes satisfacciones.
El filósofo y poeta hindú, RabindranathTagore, acerca del “ser”, escribió: “Si te dignas guardarme a tu lado en el camino del peligro y de la osadía, si me permites que comparta contigo los grandes deberes de tu vida, conocerás mi verdadero ser”.
Tagore, fue congruente con lo que pensó y vivió: realmente, gozaba delinmensodonde ayudar a otros, de compartir los deberes de otras personas para aligerarles las durezas de su existencia. ParaTagore, “compartir” con otros los deberes de su vida, le daba un sello de esencia a la misión de su existencia.
Tagore fue una persona orientada al “ser”, y no al “tener”. Toda orientación al “tener” revela una malformación del carácter de una persona. El anhelo de “tener” es pariente de la ambición, de la codicia, y de un egoísmo medular, por más refinado que este egoísmo se manifieste.
¡Tender al “ser”, o al “tener”, es una cuestión que está vinculada a lo más puro de nuestro espíritu, o al abandono de los valores más altos de nuestra alma!
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