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PALABRAS DE PODER

JACINTO FAYA VIESCA

No hay atajos al éxito

Si eludimos nuestras adversidades, debilitaremos nuestro carácter

Todas las personas - sin excepción - en diferentes grados, tenemos impreso en nuestro subconsciente el "pensamiento mágico", consistente en que algunos o muchos de nuestros problemas se van a solucionar solos.

Este "pensamiento mágico" es genético y forma parte de la naturaleza humana. Es un resultado de la evolución humana desde que nuestros ancestros tomaron líneas deferentes del chimpancé, desde hace unos seis millones de años.

Nuestros ancestros homínidos se enfrentaron a una serie ininterrumpida de problemas de todo tipo, a lo largo de su evolución. Ante tal cantidad de problemas, se fue gestando los inicios de la "esperanza", más rudimentaria: que gran parte de sus problemas se solucionarían solos, como así sucede en la realidad en un pequeño porcentaje. Pero no se solucionan debido a la materialización de esa "esperanza", sino simplemente, a la combinación de circunstancias favorables.

A este "pensamiento mágico", desde hace decenas de miles de años, en los seres humanos permanece larvada la actitud de buscar "atajos" para resolver nuestras adversidades, pues resolverlas de raíz, nos cuesta muchísimo esfuerzo y miedo de no poder lograrlo.

Este "pensamiento mágico", de que nuestros problemas se resolverán solos, y nuestra actitud de irnos por los "atajos", constituyen uno de los pensamientos y conductas más absurdos, irracionales y dañinos para las personas.

Nuestros problemas no desaparecen solos: en un mínimo porcentaje, los resuelven las circunstancias favorables, y en el otro gran porcentaje, permanecen, o los resolvemos.

La integridad y fortaleza de nuestro carácter exige que confrontemos nuestros problemas, que los vivamos emocionalmente por más sufrimientos que nos causen. Que no los minimicemos, pues sólo viviéndolos y experimentando todo el abanico de miedos y esfuerzos, tendremos la oportunidad de darles una solución, y si esto no es posible, la aceptación y el tiempo nos darán la serenidad.

Si eludimos nuestras adversidades, debilitaremos nuestro carácter y se acrecentarán nuestros miedos a enfrentar conflictos futuros, independientemente que eludir conflictos constituye un grave impedimento para nuestro desarrollo emocional y crecimiento espiritual.

El gran poeta Horacio, nos dice: "La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubieren permanecido dormidos". Y es que es cierto que la necesidad es la madre de todas las ciencias y habilidades.

Tenemos que extinguir nuestra irracional idea de que vendrá un día en que las adversidades ya no toquen a nuestra puerta. Esta irreal idea nos mantiene en una "ansiedad expectante" de que nada vaya a descomponerse. El escritor más grande de todos los tiempos, Shakespeare, lo advirtió muy bien al escribir: "Una vez más en el atolladero, queridos amigos; una vez más".

Nuestra actual sociedad de consumo nos soborna con incontables sustitutos como compensación a nuestras dificultades. Sólo que no hay sustituto que valga. Una máxima de la Roma Antigua, decía: "La tempestad maltrata las naves. La vida se asemeja a una viaje en el mar y en ella cualquier eventualidad deja su huella".

¡Sólo hay dos maneras de lidiar contra nuestras adversidades: eludirlas por cualquier manera que sea; o bien, enfrentarlas a fondo, con dignidad y valor!

Ignorar los conflictos y eludirlos, significa que siempre vamos a preferir gozar de las gratificaciones que nos vayan dando las circunstancias. Enfrentarlos, significa que debemos postergar las gratificaciones hasta que hayamos hecho la lucha por solucionar nuestras adversidades.

La primera posición, es decir, eludir las gratificaciones y posponer la solución de nuestros problemas, es la postura propia de los niños y de adultos que no creen en sus propias fuerzas. Adoptar la posición de entrar primero a tratar de resolver nuestros conflictos y luego gozar de las gratificaciones de la vida, es propio de personas maduras o que desean crecer emocionalmente al abandonar la actitud de niños desvalidos y desamparados.

El primer ministro de Inglaterra, Winston Churchill, dijo: "Las actitudes son más importantes que las aptitudes". Y ya a finales del siglo XIX, el genial psicólogo estadounidense, William James, escribió: "El descubrimiento más grande de mi generación, es que un ser humano puede modificar su vida cambiando su actitud mental".

Afrontar nuestros problemas de manera voluntaria, es una tarea penosa, muy difícil y compleja. Pero solamente una actitud de valentía es lo único que nos puede garantizar grandes soluciones a grandes problemas.

Esta actitud valiente, nos asegura un firme y constante crecimiento espiritual. ¡Para afrontar la vida necesitamos un corazón de espartano y la fiereza de un gavilán!

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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