NADIE PUEDE SER REALMENTE FELIZ SI NO SE ENTREGA A LOS DEMÁS
"Nadie hay que, cuando favorece a otro, no se favorezca a sí mismo" (Séneca)
Es cierto lo que afirma este filósofo español radicado en Roma. Cuando favorecemos a alguna persona, ejercitamos dimensiones muy especiales de nuestro ser, como la nobleza y la generosidad. De hecho, nadie puede ser realmente feliz si no se entrega a los demás. Y también, como lo afirmó uno de los médicos más destacados en el mundo sobre el tema del estrés, Hans Seyle, cuando ayudamos a alguien se activan hormonas que fortalecen nuestro sistema inmunológico y nos producen bienestar emocional. Cuando favorecemos a otros, crece nuestro autorrespeto y autoestima.
"Los bueno preceptos, si los tienes presentes con frecuencia, te aprovecharán igual que los buenos ejemplos" (Séneca)
El poeta Goethe afirmaba que nada nos sería más útil que el tener siempre presente un buen número de excelentes máximas. Hay una gran cantidad de máximas morales que resumen una sabiduría profunda. Los buenos ejemplos siempre han sido muy edificantes y por ello es nuestra inclinación hacia las grandes biografías y por los destacados hechos de hombres y mujeres que la historia nos relata. La gran ventaja de los preceptos morales y de sabiduría es que no sólo impactan a nuestra inteligencia, sino que también mueven nuestras emociones más auténticas. Por ello, pocas cosas son de tanta utilidad práctica como el escribir en tarjetas las máximas que nos motivan más a la acción útil y productiva, y al mejor comportamiento moral.
"Desde que nacimos es buena nuestra condición, si no la hemos abandonado, de tal modo dispuso la Naturaleza las cosas, que para vivir bien no hiciere falta gran aparato: cada cual puede hacerse feliz" (Séneca).
Goethe en sus escritos nos reitera esta misma máxima de Séneca. Para Goethe, la naturaleza nos ha provisto de todo lo necesario a fin de vivir de una manera muy útil a nosotros mismos y a los demás. Para este poeta, no necesitamos de profundos conocimientos ni de una gran inteligencia o posición social o económica para poder vivir felices. Goethe nos aconseja que utilicemos muy eficazmente nuestros cinco sentidos, que observemos con cuidado todo lo que la naturaleza nos ofrece, y que con una gran decisión metamos las manos de lleno en la vida, la que siempre nos deparará grandes beneficios y oportunidades. Nos dice Goethe que si somos fieles a las capacidades con que nos dotó la Naturaleza, podremos obtener lo mejor de la vida. Esto mismo es lo que Séneca nos aconseja en su máxima, y hace hincapié en que la Naturaleza nos proveyó de lo necesario a fin de que no nos hiciera falta vivir con gran aparato. En efecto, no necesitamos de ningún tipo de lujo; nos basta las capacidades y habilidades con que la naturaleza nos dotó a cada uno de nosotros.
"Tratándose del hombre, no es pertinente cuántas fincas posee; con cuánto caudal negocia; cuántos le saludan; en qué precioso lecho se acuesta; o lo espléndida que es la copa en que bebe, sino sólo, cuán bueno sea" (Séneca).
Séneca, al igual que los grandes filósofos griegos y romanos como Sócrates, Platón, Cicerón y Marco Aurelio, siempre sostuvieron la idea que los lujos y las superficialidades jamás podrían darle felicidad a los seres humanos, y más bien, que tales lujos y abundancia siempre son enemigos de la felicidad.
La abundancia de bienes se convierte en lujos innecesarios, así como en preocupaciones y desvelos, mientras que la buena estructura moral de un hombre le asegura un enorme contentamiento en su vida. Federico "El Grande" escribió en sus Memorias: "El lujo no estimula al hombre a la virtud, sino que sofoca en él todos los buenos sentimientos".
"De los hombres buenos no es mejor el más rico, como tampoco irás a decir que de dos expertos en el manejo del timón de barcos, sea mejor el que posee el barco más grande" (Séneca). ¡Por supuesto, que no se es necesariamente un mejor navegante por el hecho de poseer el barco más grande, ni un mejor piloto de automóvil por traer el más lujoso, ni un mejor científico por vivir en una casa más costosa.
En nuestra actual sociedad de hiperconsumo, para muchas personas, el barco más grande, el automóvil más lujoso, la residencia más costosa, sí son indicadores del "mejor".
Séneca bien nos advierte que la calidad de "hombre bueno" no la podrían medir por la riqueza. Hay hombres ricos de excelente calidad moral y de una gran bondad, como hay también personas muy ricas y malvadas. Y lo mismo sucede con personas pobres: excelentes personas y malas personas.
El propósito de Séneca es que de ninguna manera debemos de medir lo excelso, lo bueno, por la riqueza o lo valioso de un artefacto.
¡Séneca, es hoy en día, después de dos mil años, uno de los preceptores morales más sabios que jamás hayan existido! ¡Su inmensa inteligencia, su sabiduría y el arte de su expresión escrita nos enriquecen el alma!