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PALABRAS DE PODER

La sombra de la melancolía

Jacinto Faya Viesca

Ante una ‘depresión’ lo absolutamente recomendable, es acudir con un médico psiquiatra

¡De pronto, y sin previo aviso, sentimos que nos derrumbamos! No importa que nuestra situación económica esté bien, o que nos creamos unos triunfadores, pero el caso es que nos invade una marea baja del ánimo y una mezcla de tristeza y desaliento.

En la Edad Media, a este estado de ánimo se le denominaba “la noche obscura del alma”. Hoy en día, la ciencia médica neurológica más avanzada, la denomina “depresión”. No quiero entrar a un campo que solamente los médicos y frecuentemente los médicos psiquiatras, son los únicos competentes y los que deben intervenir en éste tipo de problema. Me refiero a la “depresión” causada por un desequilibrio químico del cerebro, y que debe ser tratado con urgencia por médicos competentes.

Con frecuencia, se dan “depresiones” emocionales por causas meramente biológicas, por disfunciones estrictamente atribuidas a la química cerebral, y sin ninguna vinculación con problemas emocionales o existenciales del “deprimido”. Pero hay “depresiones” por las que pasamos, causadas por equivocadas maneras de pensar, por problemas existenciales reales como una grave enfermedad física, o por una serie de sentimientos no expresados a tiempo ni comprendidos. Aun en estos casos, siempre que una persona está deprimida, lo está por un desequilibrio químico cerebral.

Al final de cuentas, los problemas existenciales como la pérdida de un ser querido o una enfermedad grave, los problemas emocionales y las distorsiones que hacemos de la realidad, causan un desequilibrio químico en nuestro cerebro.

“La noche obscura del alma” ya nos invadió, y la mengua de nuestra vitalidad física y emocional está por los suelos. Ésta obscuridad del alma, éste estado depresivo, puede ser tan grave, que conduzca al suicidio. A veces, nuestra alma no se obscurece del todo, y en este caso, podemos hablar de una depresión que apenas comienza, o de una depresión media, pero muy persistente en el tiempo.

Ante una “depresión”, lo absolutamente recomendable, es acudir con un médico psiquiatra. Pero hay una serie de acciones que podemos empezar por nuestra parte, como coadyuvantes en toda depresión atendida por un médico. Lo primero que podríamos hacer, es tratar de distinguir una depresión de un estado de hastío o aburrimiento, y de nuestros estados de cansancio físico y emocional.

Muchas veces, el hastío nos vacía de nuestra energía física, y de ahí, sigue un vaciamiento de nuestras energías emocionales. A veces, no somos conscientes, y lo que nos está sucediendo, es que estamos atravesando por pérdidas de seres queridos, sin las consecuentes etapas de luto. Reprimimos los tristes sentimientos por esas pérdidas, pero nos empeñamos en disimularlas o en ponerles un velo de alcohol o de más trabajo.

Pudiera ser, que todo empieza porque nos sentimos desesperados, o por el hecho de sentirnos que estamos solos, aun y cuando nos rodeen personas muy cercanas afectivamente. Se da el caso, de que llegamos a sentirnos deprimidos en virtud de que ya agotamos nuestra vitalidad. Agotamiento que proviene de una adicción a la adrenalina, a querer vivir intensamente en una excitación permanente, donde no hay lugar para el descanso. Una vida de mayor tranquilidad creemos que sólo está reservada para los mediocres, pero no para nosotros, que presumimos de jugar en las “Grandes Ligas”. De aquí, al agotamiento total, hay sólo un paso.

Todos estos sentimientos que calificamos de negativos, malos y enfermizos, realmente son valiosísimos indicadores positivos para nuestra vida. Indicadores que por ningún motivo debemos ignorar, despreciar, reprimir ni detestar. Imaginémonos los graves daños que nos infringiríamos si a intensos dolores físicos, los quisiéramos aplacar con medicinas que supriman el dolor, sin investigar a qué causas obedecen esos dolores.

Lo mismo nos sucede con el hastío, la desesperación, el agotamiento, el sentimiento de vacío, de soledad, etc. Cada uno de éstos sentimientos algo nos indica sobre nuestra biología o sobre nuestras maneras de estar viviendo equivocadamente una serie de acontecimientos, o de estarlos interpretando incorrectamente o de manera exagerada.

En este sentido no debemos condenar a estos sentimientos que llamamos “negativos”. Sino por el contrario, debemos considerarlos como a nuestros mejores aliados, pues nos están indicando que algo anda mal en nuestras vidas.

No se trata de abrazar masoquistamente a esos sentimientos tan torturantes. Se trata, de atenderlos, con la ayuda profesional o de otras personas, rastrear sus orígenes y trazar un plan de acción para iluminar la parte obscura de nuestra alma.

Casi siempre, vamos a encontrar que en el fondo de éstas obscuridades del alma, se encuentran sentimientos reprimidos y no expresados; anidan pensamientos confusos y distorsionados; pérdidas no lloradas en su tiempo oportuno; auto recriminaciones exageradas y sin sentido; evaluaciones incorrectas; creencias irracionales de que nuestro presente es desastroso y de que nuestro futuro nos asegura solamente negros nubarrones.

¡Por supuesto, que podemos iluminar nuestra alma y desterrar sus tinieblas!

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter:@palabrasdpoder

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