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Palabras de Poder

El Sabio y el Aprendiz

Jacinto Faya Viesca

Sé fuerte como un muro de bronce, si tu conciencia no te acusa de nada

¡Estoy ansioso de que me transmitas algunos pensamientos de Juan Luis Vives, de quien te expresas de la manera más encomiable! –le dijo el Aprendiz al Sabio.

Luis Vives –le dijo el Sabio–, fue tan grande, que Menéndez Pelayo lo llamó “el genio más universal de nuestro siglo 16… Genio el más universal y sintético que produjo el siglo XVI en España, puede decirse que él compendia nuestro Renacimiento”.

Hay una obra que Vives escribió en la ciudad de Brujas, Bélgica, en el año de 1524. La escribió a petición de la reina Catalina de Inglaterra, obra dedicada a la princesa María Tudor, cuyo padre fue el rey Enrique VIII, quien quedó muy complacido.

Ésta obra, Luis Vives la tituló, “Escolta del Alma”, no una escolta física, sino espiritual, para cuidar la integridad moral de María Tudor.

En ésta obra, al símbolo 3 le asignó éste título: “La buena conciencia es como un muro de bronce”. Y su contenido lo explica de ésta manera: “Porque siendo impenetrable, constituye la más efectiva defensa del hombre. Esta tomado de Horacio: se fuerte como un muro de bronce, si tu conciencia no te acusa de nada y si no tienes ninguna culpa que te desasosiegue”.

¡Admirable- le dice el Aprendiz a su amigo! Ya vemos, sigue diciendo el Aprendiz, la importancia que nuestra conciencia tenía para genios como el poeta Romano Horacio, y que bien recoge Luis Vives. ¡Por supuesto –le contesta el Sabio–, pues uno de los tesoros “contantes y sonantes” más valioso que puede tener un ser humano, consiste en gozar de una pura y cristalina “conciencia”, que nos impedirá que la culpa nos muerda día y noche nuestro corazón!

¡Por favor –amigo-, dame otra reflexión de éste genio que fue Luis Vives! Bien, al Símbolo 4 lo tituló: “Que en nuestro interior no haya cosa que produzca ruido, sería causa de felicidad única”. Y este es el contenido de éste título: “La felicidad y la desventura nacen en el alma; por eso, si está tranquila, con suavidad de seda corre la vida. Si el alma se altera, la vida se alborota; el agua es borrosa si la fuente se enturbia, pero si está tranquila, el agua será tan clara que hasta la bebamos con gusto”.

Como podrás observar –le dijo el Sabio a su Amigo–, el agua y las fuentes han sido motivos de bellísimas metáforas, a través de lo mejor de la literatura universal. Debes saber, que Luis Vives fue también un genial psicólogo. En éste Símbolo 4, nos dice con toda claridad, que “la felicidad y la desventura nacen en el alma” pero no nacen por un capricho del alma, sino por conductas buenas o malas que pueden alterar el alma así como el agua es borrosa si la fuente se enturbia.

Podemos alterar nuestra alma al estrujarla por conductas nuestras inapropiadas y dañinas. Esto significa, que nuestra buena conducta es lo más importante para la estabilidad de nuestra alma, y con esa estabilidad nos viene la paz y la dicha.

El Símbolo siguiente va a resultarte muy provechoso, le dijo el Sabio a su amigo. Lo tituló con éste nombre: “A las sospechas, hay que eliminar” y el contenido de éste título dice: “No hay que dar oído pronto a las sospechas, ni se las ha de tomar con debilidad; más bien que cortarlas de raíz”.

¡Sí –le dijo el Aprendiz a su amigo–, tú me has hablado muchas veces del inmenso daño que nos producen las sospechas! Así es –le contestó el Sabio. Recuerda, que nuestras sospechas casi siempre son producto de nuestra alocada imaginación, sospechas que están basadas en las arenas movedizas de las simples conjeturas.

Prácticamente, casi todo el sufrimiento del celoso le viene de conjeturas, de la imaginación y no de hechos comprobados. Hacer caso de nuestras sospechas, es emprender el camino a la destrucción de excelentes relaciones personales, y de culpar a inocentes. Podemos sospechar que padecemos de una grave enfermedad, y podemos vivir durante años con esa terrible sospecha que nos ha destruido nuestra voluntad, ánimo, y quizá, nuestra salud. Pero finalmente descubrimos que jamás padecimos de esa enfermedad que como monstro imaginario se alimentó de vanas, ilógicas e irreales sospechas. ¡Qué razón tienes –le dijo el Aprendiz!

Por ello –le dijo el Sabio a su amigo–, el inmenso psicólogo que fue Luis Vives, aconseja: las sospechas “córtalas de raíz”. Y cortarlas de raíz significa eliminarlas totalmente de nuestra fantasía y del calvario de nuestro empantanado y obsesivo pensamiento.

Te voy a dar otra joya de la obra Escolta del Alma, le dijo el Sabio. Al Símbolo 7 lo tituló: “La virtud es más poderosa que la fortuna”. Y éste Símbolo dice: “Quien tiene la virtud, nada más necesita. Si así opinaban los estoicos, con mayor razón los cristianos”. ¡Muy bien –exclamó el Aprendiz!

Luis Vives al decir que la virtud es más poderosa que la fortuna, se está refiriendo no a la fortuna como sinónimo de “buena suerte”, sino a cualquier cantidad de riqueza económica.

Cualquier encuentro enriquecedor con un ser humano, puede mejorarnos y cambiar nuestra vida. Y los grandes sufrimientos que llegamos a padecer constituyen los agentes de cambio más asombrosos. Pero acudir a los grandes sabios de la humanidad, es otra manera de enriquecer nuestras vidas.

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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