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Palabras de Poder

El buen juicio sobre nosotros

Jacinto Faya Viesca

La comprensión y la caridad como elementos esenciales de la Sabiduría

¿Es la sabiduría un factor importante para nuestra felicidad? Si por sabiduría entendemos el buen juicio o prudencia con que alguien gobierna sus actos, definitivamente la sabiduría es un factor que incide esencialmente en nuestra felicidad.

En primer término, es absolutamente imposible que una persona actúe con sabiduría, si su actuación es inmoral y perversa. Para Edgar Morín, uno de los pensadores más sobresalientes de Europa en los últimos cincuenta años, ubica a la sabiduría en el esfuerzo de autoética. Nos dice: “La auto – ética es, primeramente, evitar la bajeza, evitar el ceder a las pulsiones vengativas y malvadas, lo cual supone mucha autocritica, examen, y la aceptación de los demás”.

Ya en La Ilíada de Homero (setecientos años antes de Cristo), en la Ética a Nicómaco de Aristóteles (más de trescientos años antes de Cristo), la Ética, la moral, constituía la base de la sabiduría. Entendemos, que el ser humano no solamente es movido por las indicaciones de su inteligencia. Lo mueven y agitan poderosamente toda clase de pasiones (“Nos lanzamos siempre tras lo prohibido y apetecemos lo que nos está negado” –escribió el poeta Romano Ovidio.

Nuestras pasiones nos convierten en personas inestables, y potencialmente somos capaces de actuar de la manera más perversa, y también, de la manera más bondadosa y sublime. Goethe decía, que él no se imaginaba el más abominable de los actos que él no pudiera cometer. Y es que a veces, son las circunstancias tan desfavorables que nos pueden inducir a lo peor, así como otras circunstancias nos inducen a lo mejor.

Pero por lo general, cuando actuamos con sabiduría, es la sensatez la prudencia y el buen juicio, lo que nos convierte en personas que se ajustan a la moral. Y ésta conducta nos conduce a la felicidad.

La sabiduría es siempre acompañada por la “comprensión”. Y cuando hemos logrado ser genuinamente comprensivos, rechazamos las ideas de venganza y de castigo. No cabe la menor duda, que en cierto grado, la tendencia a la venganza y al castigo la llevamos impresa en nuestro Código genético. Situémonos hace unos 30 mil años. Las personas de esa época eran idénticas a nosotros. Vivian en pequeños grupos. Cuando una persona de otro grupo robaba la comida o mataba a alguien del primer grupo, el grupo afectado trataba de imponer un castigo y vengarse contra el grupo ofensor.

Ésta venganza y estos castigos le resultaban redituables para su sobrevivencia, pues los otros grupos de personas sabían que el robo, crimen, etc., sería vengado y castigado.

Solo que hemos avanzado enormemente en la estructura del carácter y de la moral de las personas, aun y cuando sabemos de atrocidades que las personas cometemos cada día, la realidad es que la humanidad va en un camino de avance en lo moral.

Rechazar las ideas de venganza y castigo, constituye uno de los logros humanos más sobresalientes que pueda darse en toda la evolución de la humanidad.

Según Edgar Morín, el brillante pensador francés, afirma expresamente: “Una vez más, para mí, la línea de fuerza de una sabiduría moderna sería la comprensión”. ¿Y por qué una sabiduría moderna, como lo afirma Morín? No explica detalladamente éste pensador la idea de una “sabiduría moderna”. Pero estudiando su obra, nos damos cuenta que Morín hace aportaciones deslumbrantes. Para él, la sabiduría no se nutre solamente de la “razón”, sino además, de la “caridad”, superando ésta virtud a nuestra racionalidad.

La comprensión y la caridad constituyen el corazón y la sangre de la sabiduría. Ésta comprensión y ésta caridad esta en el orden de los “valores” superiores.

No se trata de que renunciemos a nuestra capacidad de razonar, pero sí, ser conscientes que así como tenemos todo el derecho de apropiarnos de todos los conocimientos posibles a través de la razón, de igual manera, la esencia de nuestra alma no puede vivir sin fortalecer nuestra comprensión y caridad hacia las demás personas. Y es precisamente, operando la comprensión y la caridad, cuando nos queda más claro, qué solamente a través de estos dos sublimes valores, es cómo podemos rechazar nuestras ideas de venganza y de castigo ( el poeta Juvenal de la Roma Antigua, escribió:”La venganza es siempre el placer de un alma pequeña, débil y mezquina”).

En muchos sentidos las sociedades desarrolladas de hoy en día, sufren una seria desorientación y una grave confusión cuando se habla de la sabiduría y de la felicidad. Y es que la tecnología y la avalancha de información que sufrimos día y noche, no nos ha dado las condiciones en que florezcan los valores de la sabiduría, de la comprensión y de la caridad.

Creemos, al igual que Morín, que la sabiduría no puede darse hoy en día con los exclusivos instrumentos de la razón. Resultan indispensables la comprensión y la caridad, a fin de parar la escalada de violencia que se alimenta de venganzas y de castigos multiplicados.

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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